CAPITULO 62

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—Lo siento, he llegado tarde. La estaba esperando, pero me llevaron a otro parte. Cuando me escape ya era demasiado tarde porque habían cerrado la puerta.

Cuando termino de hablar me miro, tomó mi mano y sacó un pedazo del jarrón que estaba incrustado. La sangre goteaba de la herida a causa de la presión que ejercía la mano sobre la pieza del jarrón.

No lo sabía, pero parece que siempre llevaba un pañuelo, él lo sacó de unos de sus bolsillos y lo cerró con fuerza para detener la hemorragia.

Lo miré y abrí la boca

Ding~

La séptima campana sonó.

—Fuera de la habitación debe de haber un gran espejo ¿Hay alguien cerca?

—No.

—Entonces trae el espejo sin que nadie se de cuenta. Si crees que no es posible traer ese espejo, trae cualquier otro lo antes posible.

—De acuerdo.

Cuando sonó la novena campanada, Anakin regreso con un gran espejo y yo me paré frente al espejo que era sostenido con fuerza.

—Medea, escucho las campanadas. Ayúdame.

—Así que al final pasó —Dijo Medea con una sonrisa.

Extendí mi mano hacia el espejo como si estuviera siendo poseída y atrapé su mano.

Agarré con firmeza la mano de la bruja para sacarla del espejo y ella se deslizo mientras arreglaba su ropa.

—No hay tiempo, así que me saltare los saludos —Medea miró al príncipe heredero que estaba en la cama muerto.

Trazo un círculo en el suelo con sus uñas y cuando golpeo el suelo dentro del círculo, este ardió con una luz. Unas mujeres aparecieron con esa luz deslumbrante

Ambas tenían el cabello de color negro brillante. Una mujer tenía la piel suave de color marrón oscuro, unos ojos afilados, su nariz alta y labios gruesos. La otra mujer tenia la piel del color de marfil con sus ojos alargados que demostraban sus virtudes.

—¿Qué pasa Medea?

—... ¿Una forastera?

—Te lo explicare más tarde. No creo que hayan sonado pocas veces la campana de la trascendencia ¿Cuántas campanas?

—Acabo de escuchar la undécima.

—Solo quedan dos.

Medea frunció el ceño y sacó una campana de sus manos. Era la misma que había intentado tocas antes en su tienda. Ella me la entrego y después colocó trigo entre ellas. Las otras mujeres se tomaron de las manos para encerrarme en el circulo.

—Comenzaré a decir el hechizo, así que asegúrate de tocar la campana ¿de acuerdo?

—Está bien.

Empezaron a cantar un hechizo, el encantamiento parecía ser cercano al coreano, pero no era capaz de entender lo que decía, pero casi estaba segura, mientras me acercaba a ellas que era el "lenguaje de las brujas".

La campana de bronce no hizo ningún sonido ni siquiera cuando fue sacudida, pero de manera curiosa, a medida que pasaba el tiempo, pude escuchar como sonaba la campana. No era el sonido de una campana lejana, era el sonido de la campana de bronce.

Mi cuerpo se comenzaba a calentar, como si me estuviera quemando, todo parecía que estaba envuelto en llamas.

Medea me dijo con una mirada que no dejara de tocar la campana, sentía que me estaba quemando, pero seguí tocando la campana.

Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora