La doncella me miró con ojos sorprendidos. No importaba cuan insensible parezca, siempre puedo recordar los nombres de las personas que me rodean, sin embargo, deliberadamente hice la vista gorda tratando de dejar que no se notara.
Yo soy quien se ira de todos modos. No puedo encariñarme si es que tengo que volver a Corea y seguiría pensando en ello.
—Sí, por supuesto, por supuesto. —Emma sonrió de forma brillante y asintió con la cabeza.
Creo que sus ojos se están poniendo un poco llorosos. Eso hizo que me estremeciera y comenzara a reflexionar sobre mí misma una y otra vez.
No nos equivoquemos. Esa sonrisa no es para mi. No soy yo a quien Emma ama. Es Eris. Todos aquellos que la favorecen es de ella, no mío.
Las personas que me aman no están aquí, sino en un lugar mucho mas lejano, en mi mundo.
*** ** ***
Había un rincón en la estación del tren que estaba hecho de ladrillos color rojo que de alguna forma me recordaba a una novela en la que creció cierto mago con una cicatriz en la frente y ese lugar era muy similar a la estación Cruz del Rey, pero de hecho tenía que ser de esa forma.
Por lo que escuche de mi amigo, el autor declaro abiertamente que se refería a la estación Cruz del Rey al describir ese lugar.
Sabiendo eso, toque en secreto los pilares mientras me movía, con la expectativa de que ese escritor hubiera establecido la famosa parada 9 y ¾.
—Mmmm
La estación estaba llena no solo de pasajeros que estaban por abordad el tren, sino por las personas que admiraban el tren que se pondría en marcha por primera vez.
El tren tenía doce compartimentos, excluyendo la sala de maquinas y la sala del conductor. Era bastante pequeño en comparación con los trenes modernos y entre ellos, solo había siete habitaciones, las otra cinco de esas habitaciones estaban llenas de comodidades, por lo que era un tren lujoso y adecuado para que se subieran los aristócratas.
Después de sentarse en una silla en la estación y esperar un rato, Anakin compró un boleto.
—¿Compraste lo que te dije?
—Sí, como ordeno compre boletos para cada estación donde el tren se detiene.
—Bien hecho. Si los compro todos a pesar de que alguien me este siguiendo y me escucha no sabrá en que lugar exacto voy a bajar.
Luego de escuchar la bocina del tren, la tripulación empezó a tocar sus campanillas anunciando que era momento de abordar el tren.
—El tren esta a punto de partir, mueva su equipaje y póngalo en su cabina.
—De acuerdo.
Mire a mi alrededor por un momento. Todos actuaba como presas que se veían atraídos por el humo del incienso, llegaban como una multitud que zumbaba.
Sonreí al ver a la presa que aun no sabía que estaba su cazador y se apresuraban a subir al tren para irse.
Las instalaciones de conveniencia estaban ubicadas cerca de cada habitación. Había dos instalaciones, luego dos habitaciones al lado y otro para la comodidad y así sucesivamente.
Entre los compartimentos, el más caro era la cabina de primera clase que estaba frente a la cabina de la ultima instalación, ya que al estar lejos de la sala de maquinas habría menos ruido en la parte trasera.
A diferencia de otros compartimentos, que colocaban paredes en un compartimento y dividían varias habitaciones, la cabina de primera clase era un compartimento único y también una habitación.
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Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.
Roman d'amourReencarne en el cuerpo de Eris Mizerian, la villana de una novela que enveneno a la protagonista, cuando su prometido el príncipe Heredero se casó con Helena, su amiga de infancia y doncella. Desde que me di cuenta de la situación. Solo tengo un o...