CAPITULO 68

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—¿Te atreves? —El Emperador hizo que toda la gente saliera con un solo gesto.

Ambos sabíamos que la historia detrás de esto no era bueno para el otro. Después de todo el arma que pensaba usar se ha ido y va a perder a la Emperatriz.

Cuando todas las personas se fueron, la dije en voz baja al Emperador.

—Por favor, rompa el compromiso o les haré saber a todo el mundo que la Emperatriz es la verdadera culpable ¿Va a ejecutarla conforme a la legislación nacional?

—No hay evidencia y el culpable que abrió la puerta ya está muerto.

—¿Sí?

El Emperador rechinó los dientes, me cubrí un poco la boca.

—¿En verdad crees que no hay pruebas?

La Emperatriz debió dejar deliberadamente algunas y lo habría escondido en un lugar que posiblemente podría saber y el Emperador lo sabía. Si no mataba al Marques ella podría amenazar con revelar todo y con suicidarse.

El Emperador miró mi expresión y su semblante se endureció. Entendía el peso de mis palabras.

Una persona que tenía algo valioso sería incapaz de ganar esta batalla.

—Puedo matarte y preguntar después.

—¿Quién cree que me dijo esta historia? No soy tan tonta e ingenua como para ser la única que muera.

Eso era un medio engaño. Tenía que matar a Helena para poder regresar a casa, por lo que no podía morir a manos del Emperador.

A pesar de que en este mundo había algo conocido como la causalidad, no estaba segura si el Emperador intentaría matarme y si mataría Kynthia después de que esparciera el rumor, a pesar de que esto fuera injusto.

—¿Está bien si solo se rompe el compromiso?

Al final fue el Emperador el que tuvo que retroceder y sonreí.

—Sí y confirme que el Marques es el culpable.

Después de todo ya había ciertos antecedentes.

—Entonces tu padre va a morir.

—¿Su Majestad le va a salvar la vida por el honorable trabajo que ha hecho?

—Eres una mujer que en verdad actúa como una víbora. Veo que eres parecida a tu padre.

Sus palabras fueron divertidas. El Marques y yo no teníamos ninguna relación, pero escuchar que éramos iguales hizo que me riera por un rato. Doble ligeramente mis piernas para hacer una reverencia a su Majestad.

—Lo tomaré como un cumplido.

Estaba por salir cuando de repente volví mi cabeza.

—Haga que Helena Antlebloom sea la Princesa Heredera.

—¿Antlebloom? Ella no es una noble.

—¿Eso que importa? Es joven y se convertirá en la sangre más preciosa en el momento que se convierta en la Princesa Heredera y su Majestad, ella es tan bonita como otras mujeres.

El Emperador se rio de manera vacía.

—Eso es lo que has estado haciendo. Enseñándola y educándola para que este con el Príncipe Heredero.

—¿Cómo me atrevería a vestirla del color imperial? Solo fue posible porque la Emperatriz lo aprobó.

—Qué pena por ella. En la Familia Imperial es más seguro que sobrevivas tú, que esa Antlebloom que solo sabe llorar.

Las extraordinarias aventuras de una dama suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora