Arthur salió de sus confundidos pensamientos cuando se percató de que la puerta se había cerrado frente a sus narices dejándolo solo afuera de la oficina.
Inmediatamente y sin pensarlo dos veces se dirigió a abrirla de nuevo, aunque no sabía exactamente si tenía permitido hacer algo como eso sin autorización.
—Ah... Sr. Jones, siento mucho interrumpirlo, pero me gustaría hablar con usted —dijo inmediatamente.
Guadalupe ya se encontraba frente al escritorio del chico, con a ambos guardias a sus espaldas. Todos se giraron a ver al empleado y esperaron la respuesta de Alfred simultáneamente.
—Estoy ocupado —gruño entre dientes, y era verdad que estaba realmente furioso, no iba a ocultarlo—, vuelve en otro momento y no me molestes ahora.
—Pero, señor, verdaderamente necesito...
—Te dije que estoy ocupado —repitió con mayor severidad alzando el tono de su voz—. Vuelve en otro maldito momento y no me fastidies ahora. ¡O no vuelvas! Me dan igual tus problemas, así que ya vete.
Arthur tuvo que morderse la lengua para no quejarse frente a esa contestación.
Tenía que irse, era cierto, pero antes de cerrar la puerta de nuevo y disponerse a marcharse, no pudo evitar mirar a la chica que acababa de conocer en el ascensor hace apenas unos minutos.
Algo le decía y le daba la certeza total de que ella era la razón por la cual el jefe se encontraba de tan mal humor. Al cruzar miradas pudo corroborarlo, ella apartó la vista de inmediato clavando los ojos en el suelo, parecía estar rezando mentalmente, verdaderamente lucia asustada. Sabía que en cuanto cerrara la puerta y se quedara a solas con el jefe lo que sucediera con ella era incierto, tomando en cuenta lo molesto que parecía estar. Seguramente arremetería totalmente contra ella.
No tuvo más remedio que abandonar el lugar finalmente y mientras caminaba por el pasillo en dirección al elevador se preguntaba quién podría ser ella, que relación tenía con el jefe y porque si era su primer día de trabajo, ya parecían conocerse.
Cuando entró a la cabina decidió no pensar más, solo lo estaba agobiando. Sea quien hubiera sido esa chica, sabía que no le iba a ir para nada bien, porque ahora que conocía a Alfred había tomado conciencia de lo peligroso que parecía ser ese tipo.
¿Pero que podía hacer él al respecto? Decidió que lo mejor sería guardar silencio, volver a su trabajo y dejar de preocuparse innecesariamente.
Mientras tanto, la tensión dentro de la oficina de Alfred podía casi partirse con un cuchillo. Guadalupe sudaba frio esperando escuchar las palabras del chico y cuando este finalmente habló nada más ni nada menos que para pedirles a sus guardaespaldas que los dejaran solos, el corazón casi se le detuvo.
Ludwig y Gilbert salieron de la oficina sin cuestionar a su jefe y apenas cerraron la puerta, Alfred se puso de pie.
—Escucha, Alfred —intentó hablar Guadalupe casi de inmediato con el fin de disculparse—, de verdad lo lamento. Yo...
—¿Cómo fue que te dije que debías llamarme? —la interrumpió él sin preocuparse por ser descortés.
—J-jefe, sí. Lo siento —se corrigió ella—. Es solo que yo...
—Srta. García, escúchame con atención.
—Si...
—Estoy realmente admirado con lo benevolente que estoy siendo contigo, ¡de verdad! Estoy incluso sorprendido de mí mismo. Usualmente no suelo ser paciente. De hecho, no soy nada paciente. Nunca tolero esta clase de comportamientos, ya que confió fielmente en que castigar el más mínimo rasgo de desobediencia es fundamental para hacer crecer a una empresa. No puedo mantener aquí a empleados incompetentes.
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Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]
Фанфик𝗣𝗮𝗿𝗲𝗷𝗮𝘀: USAMex, FrUK Francis, un inmigrante francés, acompañado de su mejor amiga Guadalupe, una chica mexicana nacionalizada en los Estados Unidos, peleará por rescatar a aquel que llama "el amor de su vida" de las garras de una terrible em...