Capítulo 42: El conserje

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—¡¿Por qué le sugeriste eso?! —reclamó Alfred a Guadalupe apenas ver a su hermano salir de la oficina—. ¡Bastaba con que dijeras que la fiesta era una mala idea y ya esta!

—¡Eso parecía que habías estado haciendo tu y yo no vi que tuvieras resultados, cabrón! —respondió ella a la defensiva, claramente ofendida por semejante acusación.

—¡¿Pero por qué proponer hacerla en una maldita semana?!

—¡Era solo un decir! No quería que la negativa fuera tan obvia, de lo contrario no habría razones concretas con las cuales hacerle ver que era una mala idea. Es así como se supone que debes negociar, se nota que no sabes nada de eso. Ahora entiendo porque tu padre lo mando a enseñarte como administrar esta puta empresa...

—Ni siquiera me molestaré en continuar discutiendo contigo, porque sé que TÚ eres quien no tiene una puta idea de lo que habla.

Guadalupe rodó la mirada fastidiada. Él tenía razón, pero a la vez no tenía el derecho de reclamarle. Sea como sea era sumamente desgastante y molesto discutir con él, así que no estaba dispuesta a hacerlo más.

—Como sea... —replicó Alfred hastiado, mientras se dirigía a su escritorio—. Ahora tengo que preparar todo para que dentro de una semana mi hermano haga esa estupidez. ¡UGH! Lo único que va a conseguir con esto será atrasarme.

Dicho eso dio un pequeño golpe a su escritorio y enseguida se llevó los dedos al entrecejo para intentar tranquilizarse, al final terminó quitándose sus lentes para poder pasarse ambas manos por la cara. Guadalupe le miró de reojo, genuinamente se le veía frustrado y eso le pareció ciertamente curioso.

—Mira, siendo honesta, estas en lo cierto, no se mucho de estas cosas, pero ¿quizás te sirva de algo? Quiero decir, se supone que él sabe sobre estas cosas, ¿no?

—Tú no lo entiendes, no lo conoces —gruñó el otro sin alzar la vista.

—¿De que hablas?

—A tus ojos seguramente mi hermano es un ángel —le respondió en un tono burlesco—, pero no lo es. Es superficial, es un maldito superficial de mierda.

—¿Y eso tiene algo que ver con una fiesta de beneficencia?

—Conociéndolo, las agencias a las que invitara, serán... Agh, ni siquiera quiero pensarlo —se interrumpió así mismo—. Esta utilizándome como excusa, pero se que esto no ayudara a la empresa en lo más minimo. Es demasiado estresante...

Para ese punto Guadalupe ya se había rendido, aunque tampoco es como si hubiera intentado tan arduamente en hacerle sentir mejor.

Aunque eso la perturbo por un segundo... ¿acaso acababa de intentar hacerlo sentir mejor? Quizás solo quería conseguir que dejara de quejarse, pero al principio podría confundirse con un claro intento de consuelo.

—Bien... Pues si no quieres hablar de ello no lo hagas, tampoco es como si pudiera hacer algo al respecto —terminó por decir dándole la espalda finalmente—. Y para mi tu hermano simplemente es un tipo más amable que tú y ya está —añadió encogiéndose de hombros—. Sigue siendo un multimillonario así que no hay manera en que "lo vea como un ángel".

Ese comentario por alguna razón llamó demasiado la atención de Alfred, quien inmediatamente alzó la mirada clavándose en ella. De verdad se veía consternado.

—Pero... ¿Conoces sus empresas? Todas ellas son...

—Hombre, yo soy una simple mortal, no se de empresas —lo interrumpió ella girándose a verlo de nuevo con los brazos cruzados—. Todas me parecen iguales y me dan exactamente lo mismo. Trabajaba como cajera en un Walmart y eso es lo más cercano que he estado de una. Y sí, creo ahora soy la trabajadora más próxima del director ejecutivo de la empresa mas grande del país, pero... ¡me sigue dando lo mismo como funciona toda esta mierda! Ni siquiera entiendo de que sirve más de la mitad del trabajo que me haces hacer.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora