Capítulo 18: ¿Bajo el mismo techo?

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—Uh~ Menos mal que no dijiste nada peor, ¿cierto? Aunque estoy seguro de que desde hoy en adelante tendrás mucho más cuidado con las cosas que digas cuando no estés conmigo —terminó por decir Alfred.

Guadalupe no tuvo oportunidad de hablar, ¿pues qué se suponía que le dijera? Es cierto que no dijo nada "relativamente malo", pero aun así, realmente había tomado una decisión de peso sin consultárselo y a juzgar por la actitud que tomó Alfred aquello tenia fachada de lucir grave.

Al notar que no estaba dispuesta a responderle, volvió a aproximarse a ella para rodearla con un brazo y encaminarla junto a él hasta su escritorio, sobre el cual él mismo tomó asiento y la miró fijamente con una gran sonrisa invitándola a hablar.

—¿Y bien? Adelante —le dijo— ¿Qué pasa con eso? ¡Dame detalles de la gran noticia! ¿Desertar de su movimiento? Quiero decir, es un dato tan impactante, que el hecho de que no me lo dijeras antes me hace creer que probablemente querías que fuera una sorpresa. ¡Así que es tu momento! Estoy ansioso por escucharte.

—¿Qué es lo que quieres que te diga? —gruñó ella apartando la mirada—. Conozco a Francis, con todo esto encima el desertara también. Lograste tu cometido. ¿Para qué haces el cuento más largo?

—Así que... ¿lo que intentabas era detener las huelgas de una vez por todas? ¿Entendí bien? —preguntó el chico enseguida cruzándose de brazos para ponerse más cómodo.

—¿Crees de verdad que después de todo lo que pasó allá abajo alguno de los seguidores de Francis continuará asistiendo a las huelgas? Por supuesto que no.

—Y es por eso que desertaste antes de siquiera corroborar esa posibilidad.

—Yo lo sé —reafirmo ella segura e indispuesta a cambiar su postura frente a los interrogativos de Alfred.

—¿Estas segura?

—¡B-bueno! ¡Y si no fuera así, de todas maneras deserté porque no quiero que él sepa que estoy ahí saboteando sus huelgas! —explicó sin mirarlo a los ojos—. Dijiste que tengo que participar ocultando mi apariencia, ¿no? No hay razón para que él me reconozca también. Si asisto sin ser reconocida por él, me sentiré menos culpable por tener que hacer esto.

—Oh vaya, que cobarde —se rio Alfred.

—Francis es el único amigo que tengo. Claro que tengo miedo de perderlo y tú no eres nadie para juzgarme.

Tras decir eso ultimo su voz terminó quebrándose inevitablemente, cosa que por obvias razones a Alfred no le importó mucho, así que no perdió oportunidad para seguir burlándose de ella.

—¿Así que es tu único amigo? —le preguntó alzando una ceja fingiendo curiosidad—. Oye, eso suena deprimente. Yo puedo ser tu amigo si quieres, no me molestaría —dijo entonces tomándola por el mentón para obligarla a levantar la vista.

La furia que reflejaron los ojos de la chica tras cruzarse con los de Alfred era aterradora, pero nuevamente, él no le dio la más mínima importancia, sabía que a esas alturas no se atrevería a enfrentarlo.

—Srta. García, si tienes algo que decirme, basta con que lo hagas. No tienes por qué mirarme de esa manera —le dijo entre risas mientras la soltaba, pero el nudo en su garganta no le permitió a Guadalupe responder a sus humillaciones.

O al menos eso es lo que Alfred creía, pues en realidad la chica solo quería evitarse más problemas de los necesarios con ese tipo. Bien sabía ya que no le convenía contradecirlo.

Con una sonrisa, fue entonces que la pasó de largo y se encaminó a dirigirse finalmente una vez más a sus guardias.

—Hey, ustedes dos. Pueden retirarse —les dijo—. Hoy me iré temprano de la oficina, así que llamen a mi transporte para que me recoja en una hora. ¿Me escucharon?

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora