—¡Woaaaahh! —exclamó Francis tras un gran bostezo—. ¡Nuevo día, nueva huelga! Ahhh, ¡es tan emocionante! Los miércoles son mis días favoritos.
Rápidamente se dirigió a tomar su teléfono celular y marcó el número de Guadalupe, era lo primero que solía hacer esos días por la mañana. Generalmente le servía de despertador a la chica en sus días libres.
Esperó ansioso a que la llamada entrara, pero al percatarse de que automáticamente esta fue denegada se sorprendió un poco.
—¿Tendrá su teléfono apagado...? Seguramente se olvidó de cargarlo, es típico de ella —suspiró el hombre resignado.
Decidió dejarlo pasar y finalmente se levantó de la cama. No podía perder tiempo, ya que, como era de esperarse, el estilo con el que vestía para cada huelga no era algo que consiguiera en un par de minutos. Arreglar su cabello, elegir los accesorios de su vestido, su perfume, el maquillaje, era todo un proceso que llevaba horas realizar, así que lo mejor era ponerse en marcha.
Mientras colocaba la sombra de ojos rosada y el rímel en sus pestañas, pensaba en que apenas terminara con eso intentaría comunicarse de nuevo con Guadalupe, ya que por alguna razón, comenzó a sentirse realmente ansioso.
Y bueno, ese mal presentimiento sabemos que no era por nada.
—¡Espera...! —gritó la chica, quien por su parte se encontraba encerrada en la oficina del dueño de la compañía que había sido su enemiga por años.
La manera tan brusca en que hizo desaparecer la imagen de sus hermanos de su vista realmente la tomó por sorpresa, pero esto a Alfred no le preocupaba mucho.
—¿Me crees ahora? —siseó él con malicia al notar la ansiosa expresión de la chica.
—¡Si, si! ¡Te creo! ¡¿Dónde están ellos ahora?!
—Oh, eso es información clasificada, my dear [cariño]
—Alfred, de verdad necesito verlos. Te lo pido por favor.
—¿Oh, si? Bueno, eso sería... algo complicado.
—¡¿Por qué?!
—Porque no paras de desobedecerme. Y no puedo premiar a los malos empleados, ¿en qué clase de presidente de una compañía multimillonaria me convertiría si hiciese algo como eso, dime?
La juguetona sonrisa que llevaba Alfred en el rostro contrastaba por completo con la impaciencia y frustración que dominaban la expresión de Guadalupe. El chico parecía estar burlándose de ella, y ella por su parte, no soportaba el hecho de no ser tomada en serio.
—Al-Alfred, quiero hablar seriamente contigo. Quiero que me digas textualmente que es lo que quieres de mí, sin juegos, sin bromas, simplemente dime, con claridad, que carajo es lo que quieres específicamente de mí, que es lo que estás buscando, que quieres obtener, simplemente dímelo. Necesito saberlo.
El mencionado no pudo evitar reír frente a tal interés y mirando fijamente a Guadalupe se dispuso a responderle.
—Quiero que seas una herramienta para mí —comenzó a decir—. Una herramienta que limpiará la imagen de mi compañía y manchará la imagen de tu amigo.
—¿Qué dices...?
—Desde hoy en adelante tú no estarás más afiliada a él, así que no te preocupes por ti misma. Sé que tú no fuiste la organizadora de esa mierda de las huelgas, ese fue tu amigo y tú solo decidiste seguirle el juego por alguna razón estúpida.
—Pues porque apoyo su causa —respondió ella con obviedad.
—Pues ahora apoyas la mía. Ahora eres mi aliada y su enemiga. Es fácil de comprender ¿no? Puede que en un inicio hayas pensado que tu fuiste mi principal objetivo, pues a simple vista pareciera que la única que pagó las consecuencias de los actos de ambos, fuiste tu, pero no es asi.
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Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]
Fanfiction𝗣𝗮𝗿𝗲𝗷𝗮𝘀: USAMex, FrUK Francis, un inmigrante francés, acompañado de su mejor amiga Guadalupe, una chica mexicana nacionalizada en los Estados Unidos, peleará por rescatar a aquel que llama "el amor de su vida" de las garras de una terrible em...