Capítulo 48: Contratiempos

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—¡¿Qué se supone que estás haciendo?! —rugió Guadalupe iracunda (aunque tras un susurro) después de que logró arrastrar a su compañero a una distancia segura para no ser escuchados.

—¡Oh, a mí también me entusiasma muchísimo verte de nuevo! Y te lo agradezco tanto, infiltrarme de verdad fue un trabajo arduo, tus felicitaciones y reconocimiento a mi esfuerzo son una real caricia al corazón —asintió el otro melodiosamente haciendo una reverencia frente a la chica, quien no hizo más que mirarle con seriedad y profunda desaprobación.

—Francis.

—¡¿Qué?! —replicó el hombre notoriamente molesto—. ¿Qué se supone que estoy haciendo? ¿Hice algo malo? ¡Estoy obedeciendo cada palabra de lo que me ordenaste!

—¿Tienes idea quien es ese tipo?

—¿El humilde hombre con el que estaba charlando hace apenas un segundo hasta que me interrumpiste?

—Si, el cual no es en lo absoluto un "humilde hombre". Es el tercer empresario más grande del mundo, después de su padre y algún otro imbécil del cual desconozco su nombre, y además, EL HERMANO DE ALFRED.

—Ouh... Definitivamente no es un humilde hombre, entonces. ¿En serio es el hermano de Alfred?

—Francis, son gemelos... —gruñó la chica entre dientes siendo incapaz de guardar paciencia frente a la torpeza de su amigo.

—¡Gemelos, vaya! —exclamó el otro bastante sorprendido—. Un segundo... Yo ya conocía a Alfred, ¿verdad?

—¡Si, cabrón! ¡No hay manera de que no lo reconocieras!

—¡AH! ¡Lo siento, lo siento! ¡Sabes que soy distraído! Además, la presencia de ese chico no es de lo más llamativa, ¿sabes?

—Eso lo se...

—¿Entonces? ¿Cuál es el problema con él? ¿Es malvado también?

—No realmente... —suspiró la otra—. De hecho es MUY diferente a Alfred. Ha sido demasiado amable conmigo y parece tratar mucho mejor a sus empleados. Suele donar a organizaciones de beneficencias y la mayoría de sus empresas trabajan para el cuidado del medio ambiente.

—Oh, entonces es de los buenos.

—No deja de ser un tipo multimillonario, Francis, y los tipos millonarios nunca son "completamente buenos", son peligrosos. Al menos así lo veo yo y tú también deberías hacerlo. Te dije que no te involucraras con la gente y no llamaras la atención. Además, se te ocurrió venir con un traje rosado, ¿es en serio?

—Y me veo muy bien, ¿cierto? —se regodeó el hombre guiñándole un ojo a la chica.

—Eso no te lo voy a negar, PERO ese no es el punto, Francis. ¿Por qué carajo estabas coqueteando con él? —lo enfrentó Guadalupe de una vez por todas.

—¡¿P-perdón?! ¿Coqueteando yo? —replicó casi indignado.

—¡Te vi haciéndolo!

—¿Creíste que eso era coquetear? Ahora entiendo porque sigues soltera, mujer. No tienes una idea de lo que es coquetear, ni siquiera me has visto coqueteando de verdad.

—Bueno, no fui la única que pareció considerar aquello un coqueteo, ¿sabes? El chico estaba casi babeando escuchándote hablar.

—Eso no es culpa mía. ¿Quieres que oculte entonces lo irresistible que soy? No pidas imposibles —bufó el hombre ofendido cruzándose de brazos.

—Francis —volvió a llamarlo sentando seriedad en el tema—. Sabes que Arthur esta aquí. Dijiste que lo buscarías, no entiendo porque no lo has hecho todavía.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora