Capítulo 26: El reemplazo

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—¿Y que tipo de hombres te gustan? —soltó Alfred de repente logrando sacar a Guadalupe de las nubes.

La pobre chica no podía concentrarse en su trabajo y con esa repentina pregunta su situación empeoró, aunque ese trabajo no constara de mucho más que acompañar a Alfred y atender cualquier estupidez que se le ocurriera pedir.

Era miércoles por la mañana, no llevaban mucho que acababan de llegar al edificio de la empresa. Había que resaltar que llevaban ya una semana viviendo juntos. No era como si se dirigieran mucho mas la palabra de lo que lo hacían en la oficina, esto porque se suponía que en la mansión de Alfred, Guadalupe no era mas una empleada, sino una huésped, aunque por obvias razones no se sentía así en lo absoluto.

—¿Qué fue lo qué dijo? —preguntó ella con genuina confusión, pues no confiaba en lo absoluto en que sus oídos hubieran atendido bien aquellas palabras.

—Dije que qué clase de hombres te atraen —repitió Alfred sin voltearse a mirarla, pues al parecer se encontraba ocupado rellenando un formato sobre su escritorio, pero cuando finalmente terminó, frente a la ausencia de respuesta de la chica fue que levantó la vista y se giró a verla mostrándole una amistosa sonrisa—. ¿Hm? ¿Y bien?

Guadalupe frunció el ceño.

—¿Qué clase de pregunta es esa?

—Una de la que me gustaría saber respuesta y creo que ya deberías de haber entendido que cuando te pregunto algo, tu trabajo no es otro más que saciar mi curiosidad al instante.

—Si, si... —asintió ella enseguida poniéndose alerta de repente—. Agh. Yo... N-no lo se, no creo tener realmente un tipo —terminó respondiendo apartando la vista.

La pregunta la había puesto un tanto incómoda, había que admitirlo, así que esperaba que el tipo se encontrara satisfecho con esa respuesta y no dijera más. Aunque claro, eso no sería posible.

—¿Cómo acostumbran ser tus parejas? —insistió él.

—¿Mis...? Ah, muy gracioso. Seguramente sabes ya hasta los apellidos de los abuelos de mis novios de juego del preescolar. ¿Por qué me lo preguntas?

—No los sé —contestó Alfred de inmediato borrando la sonrisa de su rostro—. Solo tengo acceso a información registrada, ¿cómo se supone que sepa algo de tu vida privada? ¿Tuviste pareja en el preescolar...?

—¡Toda la información que tienes sobre mí es privada si la obtuviste en contra de mi voluntad!

—No esa clase de vida privada —se corrigió el chico rodando la mirada con fastidio—, el otro tipo de vida privada que no viene con registros en el sistema, ¿entiendes?

—Si... —terminó por asentir la chica a regañadientes ante la insistencia de Alfred.

—¿Entonces? ¿Realmente has tenido parejas?

—Tengo veinte años, lo mas lógico es que si, ¿no crees?

—C-claro... —asintió el otro viéndose un tanto nervioso de repente, aunque consiguió ocultarlo a la perfección—. ¿Y bien? ¿Cómo solían ser esas parejas?

—Bueno... realmente solo he tenido una que podría considerar una relación realmente formal, así que...

—¿Un chico o una chica?

—Un chico.

—¿Cómo era él?

—P-pues era... uhm.

Recordando cierta información que anteriormente Alfred le había revelado, temió un poco por hablar de aquella expareja suya, pero no tuvo más remedio que responder ante su insistencia.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora