Tuvo que esperar un muy buen rato para que lo pasaran de largo. Se ocultó en una oficina hasta que los oficiales de policía terminaron de desalojar el área y esperó un poco más para estar seguro de salir.
Algo estaba sucediendo, era más que obvio y aunque a los demás empleados e invitados les importara un comino, para él no sería tan fácil de ignorar, porque él era Arthur Kirkland y sabía muy bien cuando algo andaba mal.
El edificio estaba silencioso y oscuro, eso le ayudaba bastante a pensar mejor las cosas, el problema era que no sabía exactamente en que debía de pensar. Se decidió por comenzar a andar en los pastillos para investigar por su cuenta, todo con sumo sigilo pues aunque no lo pareciera, no sabía en qué momento podría toparse con algún oficial o guardia de seguridad.
Estuvo a punto de dar la vuelta a una esquina, cuando abruptamente escuchó una voz que lo obligó a detenerse. Una voz femenina y vivaz que conocía perfectamente.
—¡Ah! ¡Guardias, gracias a Dios los encuentro!
Se trataba de Michelle. Reconocer su voz por supuesto que lo desconcertó bastante.
¿Qué se suponía que seguía haciendo ahí a esa hora? Por supuesto que cualquiera podría hacerse la misma pregunta respecto a él, pero todo lo que él hacía era cuestionable, ya nadie se molestaba en hacerse preguntas acerca suyo. Sin embargo, Michelle era la definición de inocencia, ingenuidad y pureza, no tenía el más mínimo sentido que una jovencita como ella hubiese permanecido en aquellas instalaciones a horas como esas.
Sea como sea, su voz lo había rescatado, pues en el momento en que diera la vuelta a la esquina en ese pasillo, se habría encontrado con ese par de fornidos y enormes guardaespaldas ya tan bien conocidos para él.
Sucedía que Gilbert y Ludwig eran los únicos miembros del personal que habían permanecido en el lugar después de todo aquel desastre. Nunca se les informó nada al respecto, los oficiales de policía nunca se dirigieron a ellos, y en lo absoluto recibieron indicación alguna.
Por supuesto que se encontraban confundidos, ni siquiera sabían el paradero de su jefe y ya era raro que después de tantas horas el muchacho no se hubiera comunicado con ellos. No obstante, no podían abandonar el edificio sin una orden para hacerlo, es por eso que decidieron permanecer ahí, custodiando una oficina en específico la cual fue precisamente en la que se llevó a cabo el arresto.
¿Y esto por qué? Fácil y sencillamente porque cierto individuo yacía aun inconsciente en el interior de esta. Los oficiales de policía le abandonaron ahí como si no fuese importante, y como antes se dejó en claro, no brindaron ninguna clase de información hacia los pobres guardaespaldas para saber que hacer al respecto.
El tipo no concordaba con la descripción de ninguno de los invitados y tampoco le reconocían como algún empleado. A pesar de su apariencia era imposible no catalogarlo como un sospechoso, pero debido a que se encontraba inconsciente no podía interrogarlo, tampoco llevaba identificaciones consigo y sin una orden de parte de su jefe para saber qué hacer con él, prácticamente tuvieron que atenerse a esperar. Esperar lo que sea.
Y lo primero que sucedió, fue la llegada de una inocente muchacha que se decía estar perdida. Según sus palabras se habrían encontrado en el baño antes de que comenzara todo el caos y decidió quedarse ahí confundida y temerosa respecto a todo lo que estaba pasando. Ahora lo único que quería era volver a casa, pero con las luces apagadas todo le parecía tan aterrador que estuvo buscando ayuda por todo el piso hasta que afortunadamente los encontró.
Debido al cansancio, fue difícil para el par de guardaespaldas cuestionar una sola de las palabras de la empleada por más sospechosa que fuera la situación, pero su vez, no pensaban perder la oportunidad de dejar de estar haciendo prácticamente nada, pues estar parados ahí vigilando una pueda tras la cual se encontraba un inofensivo individuo que encima estaba inconsciente, no se trataba del trabajo más divertido del mundo, mucho menos del más indicado para mantenerlos despiertos.
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Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]
Hayran Kurgu𝗣𝗮𝗿𝗲𝗷𝗮𝘀: USAMex, FrUK Francis, un inmigrante francés, acompañado de su mejor amiga Guadalupe, una chica mexicana nacionalizada en los Estados Unidos, peleará por rescatar a aquel que llama "el amor de su vida" de las garras de una terrible em...