Capítulo 30: Deserción

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Francis esperaba más que impaciente a su nuevo compañero de huelgas.

Desde que lo vio abalanzarse tan impulsivamente sobre el edificio, siendo esto algo que en ningún momento acordaron, entró en el más completo y puro de los pánicos. No lo seguiría, eso era claro, ya que no solo le temía terriblemente a la empresa, sino que sabía bien que estaba vetado de ese lugar.

Antonio podía ser un desconocido para el jefe, pero Francis no lo era en lo absoluto, es por eso que sabía que no le convenía para nada acercarse tan peligrosamente como él lo había hecho. Así que finalmente lo único que consiguió hacer fue esperarle mientras rezaba por él.

Fue así que cuando le vio salir tan severamente magullado y con aquellos ojos vacíos de brillo, no pudo evitar asustarse bastante. Corrió hasta él para recibirlo lo antes posible y le ofreció su ayuda, aunque lo primero que lo escuchó decir en definitiva lo desconcertó bastante.

—¡Antonio! ¿Antonio...? Antonio, ¿pasó algo? —lo llamaba incesantemente intentando hacer que le mirara a los ojos sin resultado.

—Ella me dejó... —pronunció en voz baja.

—¿Qué dices?

—Me dejó —repitió aun sin levantar la vista, realmente parecía encontrarse en completo shock.

—¿A que te refieres? —cuestionó Francis viéndose todavía bastante desconcertado— ¿Hablas de Marie? ¡¿La viste?!

—Francis —insistió Antonio una vez mas, solo que ahora se dirigió a sujetar a su compañero por los hombros con suma firmeza para finalmente mirarle a los ojos—, ella... me dejó.

—A-Antonio, no entiendo que es lo que quieres decir.

—¡Ella rompió conmigo! —le gritó desesperado.

—Ella rompió contigo hace 3 años... —explicó Francis algo agobiado aun sin alcanzar a entender las palabras del chico.

—¡No lo entiendes! —replicó él soltándolo de una vez por todas para entonces darle la espalda. Lucía sumamente desesperado—. ¡Dijiste que ella no había buscado otra pareja en todo ese tiempo, eso significaba que todavía sentía algo por mí! ¡Pero ya no es así!

—¿De que estas hablando? Ella no tiene otra parej... E-espera un segundo, ¿la viste con alguien?

—Esto no puede estar pasando...

Para entonces Antonio ya se había hecho un ovillo en el suelo, abrazando con una de sus manos sus rodillas y con otra cubriéndose la cabeza. Francis comenzaba a sospechar que cada vez sería más difícil sacarle las palabras.

—Antonio, dime ahora que fue lo que viste ahí dentro —le pidió hincándose frente a él, pasando un brazo alrededor de su espalda haciendo un intento mínimo por tranquilizarle.

—¿Tengo que hacerlo? Realmente me siento en duelo todavía como para...

—Antonio.

—Esta bien, ya. Al parecer ella esta saliendo con el dueño de la compañía —repuso él evidenciando finalmente su clara molestia tras su tono de voz.

—¿Qué...? ¡¿De que mierda hablas?! ¡El dueño de la compañía seguramente es un viejo de más de 50 años! —exclamó Francis evidentemente incrédulo.

—Bueno, el lucía como un chico de la edad de Guadalupe... —explicó Antonio—. ¡Agh, no es posible! Lo peor de todo es que realmente era apuesto...

—¿De que estas hablando...?

—Era un chico... Rubio, ojos azules, usaba anteojos, podría ser bien parecido si no fuera porque luce como un malcriado. ¡Además, su cabello estaba teñido y tenía un tatuaje en la cara! ¡Por favor! Eso luce mal. Si los padres de Guadalupe estuvieran vivos, jamás lo aprobarían como su pareja. En cambio yo...

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora