El silencio era incómodo y aun mas con la sonrisa de Ivan clavada encima suyo. A pesar de todo, era una sonrisa amable, pero el contexto de la situación la obligaba a ser recibida como aterradora. Francis temblaba frenéticamente en su asiento por culpa de ello.
Cada vez, aquella afonía se hacía más y más intolerable conforme se alargaba, Francis de verdad no entendía cuál era el objetivo de Ivan al permanecer callado, pero sí que le estaba crispando los nervios.
Esperó y esperó, con únicamente ese par de fríos ojos violetas sobre él que no conseguían otra cosa más que incomodarle, hasta que finalmente tomó el valor de pronunciar palabra.
—¿Y... bien? —titubeó al principio—. E-es un verdadero honor presentarme aquí frente a usted, jefe, pero... ¿me permite preguntarle porque estoy aquí?
—Oh, ¿por eso es que estabas tan callado? ¿No sabes porque estás aquí? —respondió Ivan enseguida aparentando un dejo de sorpresa.
—¿No...?
—Ay, vamos, Principado 18 —lo alentó con picardía—, todos en el Cielo sabemos que no eres taaan tonto como para que no te des cuenta de este tipo de cosas. Sé que sabes porque estás aquí. Estaba esperando que dijeras algo al respecto.
—Jefe, yo...
—¿O acaso el Arcángel 34 no te hablo de los cargos con los que eres acusado?
—No fue exactamente ilustrativo al respecto —se atrevió a contestar Francis encogiéndose de hombros y apartando la vista—, pero si mentiría si dijera que no tengo una pista de porque estoy aquí.
—¡Perfecto, entonces!
—Más no creo haber hecho nada malo —corrigió enseguida.
—No perfecto, entonces.
—¡Señor! Es que yo...
—Francis, no quiero hacer nada que tú no quieras —le interrumpió alzando un poco la voz para ayudarse, esto intimidó en cierta medida al contrario—. Tal y como Querubín 58 me lo advirtió, ya he expulsado a uno de los Principados a mi cargo y no estaría muy feliz de expulsar al único que me queda. Estaba dándote la oportunidad de justificar tus acciones, pero no estas ayudandome.
—Es que no hice nada malo.
—¿No hiciste nada malo...?
—¡Y Arthur tampoco hizo nada malo!
—Oh, Dios...
—¡Ivan, sabes perfectamente que Arthur no hizo nada malo! ¡No tenías razón alguna por la cual expulsarlo!
A pesar de que no lo aparentara del todo, estaba de verdad furioso, y es que frente a él se encontraba el culpable de la desastrosa y miserable vida que su amado había llevado durante los últimos años y eso en serio provocaba que le hirviese la sangre. No podía quedarse callado.
—Francis, toma asiento.
—Pero, jefe...
—Creo que tú sabes bien ahora lo que Arthur hizo —volvió a interrumpirlo con el fin de recordarle su autoridad—. Y si lo sabes, dudo mucho también que a estas alturas no hayan hecho AMBOS algo más que por mí fuese considerado indigno de una criatura pura que mereciese quedarse en el Cielo trabajando para el Señor.
—¿Y alguien que sea considerado "indigno" por ti tiene que verse obligado a ir allá abajo a trabajar para el maldito Satán? ¿Es lo que sugieres?
—Ese no es precisamente el plan, pero...
—Tú no tienes una idea de lo que sucede en el Distrito, del poder que nosotros mismos le hemos dado al maldito Infierno al darle la espalda a los nuestros.
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Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]
Hayran Kurgu𝗣𝗮𝗿𝗲𝗷𝗮𝘀: USAMex, FrUK Francis, un inmigrante francés, acompañado de su mejor amiga Guadalupe, una chica mexicana nacionalizada en los Estados Unidos, peleará por rescatar a aquel que llama "el amor de su vida" de las garras de una terrible em...