Capítulo 59: Una llamada

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Aunque precisamente la razón por la que últimamente se hubiera estado ocupando de contestar números sin registrar, fuera porque recordaba bien que días antes había ofrecido a la chica la oportunidad de llamarle para cualquier cosa que necesitase facilitándole su contacto, de verdad lo impactaba que al final si hubiese tenido la necesidad de hacerlo.

Sin embargo, escuchar este nombre, alertó por obvias razones a Francis, que de inmediato se levantó de su asiento para aproximarse a Arthur sin pensarlo dos veces.

—¡¿Es Marie?! ¡Déjame hablar con ella!

—¡Francis, espera! —se quejó Arthur viéndose notoriamente molesto frente a la invasión de su espacio personal por parte de su compañero.

—¿F-Francis está contigo? —intervino Guadalupe de repente al escuchar esta tercera voz—. Él... ¿Están los dos juntos?

—Eh, sí, yo... él... Si, si esta ahora conmigo —se vio obligado a admitir el otro.

—Ah... Eso también es un alivio...

Al pronunciar esas palabras, la voz de la chica se quebró de pronto. No entendía exactamente porque, pero la sola idea de imaginar a ambos juntos la inundó de una paz que hacía mucho que no había tenido la oportunidad de sentir.

Desde que había entablado esa relación amistosa con Francis la cual valoraba tanto como a su propia vida, había escuchado hablar maravillas de Arthur. Al menos un 70% de las conversaciones de su amigo estaban relacionadas con ese hombre, sin mencionar que el proyecto más grande de su vida, que eran aquellas malditas huelgas semanales en contra de Jones Corporación, eran no más que dedicadas a él.

Francis nunca perdió la oportunidad de demostrar la semejante cantidad de amor que tenía por Arthur, y aunque cuando ella misma lo conoció en persona no pudo evitar decepcionarse un poco, pasado el tiempo consiguió percatarse de que él de verdad era un hombre que valía la pena, un hombre que guardaba también plena bondad en su corazón aunque no le fuera igual de fácil expresarlo que a Francis.

Y como buena amiga, siempre anheló que los deseos de su compañero lograran concretarse. Noche tras noche rezaba a su dios porque finalmente llegara el día en que Francis pudiera reencontrarse con aquel que llamaba el amor de su vida y que de ser posible, pudieran vivir esa romántica vida juntos que el hombre había soñado por tantos años.

Saber que finalmente había dado un paso adelante, la inundaba de alegría.

—N-niña, disculpa, ¿estas llorando? —interrumpió Arthur, pero no pudo evadir la molesta intervención de Francis una vez más.

—ARTHUR, DEJAME HABLAR CON ELLA.

—¡Espera un maldito segundo! ¡¿quieres?!

—L-lo siento, lo siento, estoy bien —respondió Guadalupe mientras intentaba controlar su voz y se limpiaba un par de lágrimas—. De verdad. Estoy muy feliz. Estoy aliviada de que Francis si haya conseguido decírtelo. ¿Están en tu casa ahora?

—Si... Estamos aquí —respondió el hombre entonces, aunque acto seguido le lanzó cierta mirada recelosa a Francis—. Pero disculpa, querida, ¿de que estas hablando? ¿Qué es lo que Francis tenía que decirme exactamente?

Estas palabras alertaron terriblemente al mencionado, pues rápidamente podía deducir hacia donde se dirigía esa conversación y no le estaba gustando para nada.

—¡Arthur, ya basta! ¡Dame el teléfono!

—Bueno, pues básicamente el plan que teníamos sobre que te convenciera de renunciar a la empresa —comenzó a explicar ella—. Escucha, sé que no te quise dar muchos detalles sobre lo que me sucede y no se tampoco que tanto te haya dicho Francis, pero creo que algo evidente es que estoy con Alfred en contra de mi voluntad. Y el maldito loco tiene planes en contra tuya.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora