Capítulo 68: Una íncreible novia

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Había sido un día largo en la mansión debido al estado de ánimo de Guadalupe y Alfred. Tolys y los niños no tardaron casi nada en notar la tensión entre ambos, pero riñas entre ellos ya eran algo más que común así que no le dieron la mayor importancia.

Guadalupe se encontraba junto a Tolys en la cocina, ofreciéndose como de vez en cuando acostumbraba a llevar los platos a la mesa. El muchacho se negaba como siempre, pero Guadalupe insistía debido al cierto sentido de responsabilidad que tenía sobre sus hermanos, temiendo por molestarlo dándole trabajo de más.

Amablemente y con una grácil sonrisa como siempre, el mayordomo le indico por enésima vez que por favor tomara asiento y se relajara un poco, que simplemente hacía su trabajo y que no tenía nada de qué preocuparse. Al final, logró convencerla.

Pero había algo diferente y eso era que Alfred no se encontraba en la mesa. Era raro porque generalmente era el primero en arribar ya que evidentemente era quien mejor conocía sus propios horarios, es por eso que al no verlo frente a ella, Guadalupe no pudo evitar notarlo con recelo.

No tardó en obtener alguna clase de respuesta, pues ni siquiera un minuto después de comenzar a cuestionárselo, pudo escucharlo salir de su habitación y bajar las escaleras. Cuando se adentró al comedor fue capaz de notar una clara diferencia en su aspecto, pues no llevaba puestos sus anteojos, había cambiado su peinado por algo más elegante y recatado, llevaba puesto un smoking y el aroma de su colonia era ciertamente algo más varonil y adulto. La chica estaba convencida que ni siquiera para el día de la fiesta pareció esforzarse tanto por lucir tan serio como lo hacía ahora.

Claro que eso le parecía sospechoso.

—Hoy no cenaré aquí, tengo que salir —soltó de repente una vez que estuvo frente a la mesa mientras se arreglaba la corbata, intentando fingir cierto desinterés aun cuando era claramente notorio que quería que todos prestaran atención a su anuncio.

—¿Okay...? —pronunció Guadalupe viéndose bastante desconfiada hacia aquella repentina actitud.

—¿Te vas a casar? Pareces un novio —cuestionó de repente Guillermo desacatadamente.

—Jaja, parece que él se ducha en su propia colonia igual que Francis —comenzó a reír Miguel mientras se cubría la nariz y la boca. Isabel secundó sus silenciosas carcajadas.

Alfred se limitó a mirarlos de reojo con una mueca que intentaba disimular su molestia, pero enseguida se dirigió a la mayor como si la información que estaba a punto de decir fuera la resolución a una pregunta que ella nunca le hizo.

—Tengo una cita. Con mi pareja —declaró alzando los cejas y con un dejo de engreimiento.

Aquella repentina "confesión", no pudo pasar desapercibida en la mesa, pero fue justamente lo inesperado y absurdo de la misma lo que terminó por ocasionar que Guadalupe dejara escapar una risa ahogada que inmediatamente intentó silenciar.

—¡Kgh...! Jajaja. Hm... —intentó aclararse la garganta y acto seguido hizo lo posible por borrar la sonrisa de su rostro—. O-okay. Si, está bien. Que tengas una linda noche entonces.

—¿Qué? —cuestionó Alfred enseguida notoriamente indignado pues evidentemente no permitiría dejar pasar desapercibida aquella clara burla en su contra.

—¿De qué? Nada —respondió ella con inocencia, pero a la vez sin poder sostenerle la mirada. Sabía que si lo hacía, las ganas de reír se apoderarían nuevamente de ella y aunque no hubiese sido cuidadosa desde el inicio, la verdad era que no le apetecía tener problemas con él.

—¿Qué te parece tan gracioso? ¿Por qué te ríes?

Al final sabía que después de la manera tan obvia en la que había reaccionado, no había forma en que pudiera salir ilesa de su interrogatorio, así que tuvo que dignarse a contestar. Si lo dejaba así, solo conseguiría hacer que se molestara cada vez más con ella; ahora tenía que aceptar que había metido la pata.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora