Capítulo 27: Combate cuerpo a cuerpo

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Guadalupe se encontraba tan perpleja que no fue capaz de sacarle los ojos a la ventana, fue por eso que cuando Alfred comenzó a hablar de nuevo tan solo para continuar burlándose de ella, apenas y le prestó atención.

—Parece ser que ya te sustituyo, jaja... —le dijo haciendo referencia al recién llegado—. Eso es muy divertido, no me esperaba algo así.

—No mames...

Eso lo dijo Guadalupe tras un murmullo para ella misma, fue una expresión casi involuntaria y que pronunció muy por lo bajo, sin embargo, quizás no lo suficiente como para que Alfred no le prestara suma atención.

—¿Qué...? ¿Eso fue...? ¿Dijiste algo en español? Dijiste algo en español, ¿cierto? —cuestionó él comenzándose a entusiasmar de repente, inclusive apartó completamente su atención de la ventana para colocarla sobre ella—. Sonó realmente lindo, repítelo para mí. ¿Qué significa?

—¡No...! No fue nada... —replicó ella asustada de repente. Intentó girarse a verlo, pero aun no podía sacarle la mirada de encima a Antonio, comenzaba a ponerse realmente nerviosa y no logró ocultar eso de su jefe.

—¿Uhm?

Ante aquella expresión de desconcierto, Guadalupe finalmente recobró el coraje de observarlo directamente a los ojos, pero esto solo consiguió hacer que su nerviosismo fuese todavía más evidente.

—¿García...? ¿Sucede algo? ¿Acaso conoces a ese tipo?

—¡¿Qué?! No, para nada, en mi vida lo había visto —intentó excusarse de manera pésima, frente a la mirada cada vez más recelosa de Alfred quien notó como la chica comenzaba a retroceder intimidada.

—¿Y por qué luces tan sorprendida entonces...?

—Porque... Es verdaderamente sorprendente como Francis pudo... eh, sustituirme tan rápido. Eso —respondió lo más rápido que se permitió.

Por obvias razones Alfred no pareció muy convencido con esa respuesta, pero antes de que pudiera someterla aún más a sus cuestionamientos, un estruendoso sonido los interrumpió.

El chico rápidamente volvió a dirigir su atención a la ventana, donde desde su poca provechosa distancia alcanzó apenas a distinguir algunos cristales esparcidos en el suelo frente a lo que debería ser las puertas del edificio. Francis se encontraba solo ahora. Evidentemente esto perturbo en más de una manera a Alfred.

—¿Qué... carajo? ¿Ese imbécil se metió al edificio?

—Ay no me jodas... —musitó Guadalupe cubriéndose la boca con una mano.

—No te preocupes, llamaré a Lud y a su hermano para que lo detengan —informó Alfred intentando mantener la calma mientras extraía su teléfono celular desde uno de los bolsillos de su saco.

—¡¿Qué?! ¡No! —intervino Guadalupe de pronto sujetando al chico por el brazo con el fin de interrumpirlo—. Yo soy su guardaespaldas, jefe, yo me encargo de él. P-permítame encargarme de él.

—Precisamente porque eres mi guardaespaldas tienes que permanecer a mi lado —respondió Alfred fríamente apartándose de su agarre—. Ese tipo no es una amenaza para mí ahora. Deja que ellos se encarguen.

—Pero... ¡servirá para demostrarle que realmente soy la adecuada para el trabajo! —intentó insistir haciendo su máximo esfuerzo por no lucir sospechosa.

—Ya sé que si lo eres, tengo tu historial... Oye, ¿qué demonios te pasa ahora? —preguntó finalmente estando ya al colmo de su paciencia puesto que no entendía en lo absoluto él porqué del repentino comportamiento de la chica.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora