Capítulo 40: Malentendidos

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El día todavía no terminaba, y eso significaba que el trabajo para Guadalupe también continuaba.

Tras el término de su descanso se vio obligada a regresar. Para entonces Matthew continuaba en la oficina y Carlos había regresado también, sin embargo, Alfred se encargó de hacerlos marcharse de mano de excusas ridículas que al final dieron resultado.

Parecía tener necesidad de volver a quedarse a solas con ella, había algo serio de lo que necesitaba hablar. Guadalupe, como siempre, no tuvo más remedio que obedecer y atenderle.

—Bien, García —comenzó a hablar Alfred—, estuve hablando con mi hermano y... bueno, antes de que volvamos a la mansión necesitas saber que tus hermanos no se encontraran ahí.

—¿Qué...? ¿Qué dices?

—Le pedí a Tolys que los trasladaran, así que...

—¡¿Qué los trasladaran a dónde?! —interrumpió con brusquedad—. ¡Alfred! ¡¿Qué carajo pasa contigo?!

—Oye, tranquila. Tolys es un tipo responsable, ha trabajado para mi familia desde hace 4 años así que estoy seguro de que...

—¡¿Y eso a mí que me interesa, imbécil?! ¡La única razón por la que acepte ir a vivir contigo fue porque quería estar con mis hermanos! ¡No hay otro jodido motivo! ¡Obviamente no voy a confiar en nadie más que en mi misma para hacerse cargo de ellos!

—Si, lo sé, creo que evidentemente lo sé, idiota —respondió el otro ásperamente—. Solo será por unos días, mientras mi hermano se quede con nosotros. Sería sumamente estresante intentar ocultarlos mientras él está ahí, y si algo saliera mal tendría que soportar sus mil y un preguntas. Me quiero evitar esa molestia.

—Alfred, eso me importa una mierda. ¿A dónde demonios los llevaste?

—Sabes que no puedo decirte eso, honey [cariño].

—ALFRED....

—Escucha, García. No he roto mi promesa, ¿okay? Ellos están en buenas manos, estarán seguros siempre que tu continúes haciendo tu trabajo y no abras la boca de mas, ¿entendido? Las reglas no han cambiado, así que te recomendaría que fueras paciente y te dejaras llevar.

—¿C-como esperas que...? En primer lugar, ¿cuánto tiempo se supone que va a quedarse tu maldito hermano contigo?

—Oh, eso no lo sé. Es relativo, pero desearía que fuera el menor tiempo posible. Así que no te preocupes, hare lo que este en mis manos para que volvamos a quedarnos nosotros a solas como tanto pareces querer.

—Sabes que es no es en lo absoluto lo que estoy pidiendo.

—¿Ah no? Porque desde mi punto de vista, realmente es como si...

—Me das asco.

Y una vez más le había crispado los nervios, terminado con esa paciencia que hasta momentos como ese ni siquiera sabía que tenía. Sin dejarla esperar un solo segundo se volvió hacia ella de manera amenazante, para entonces tomarla por los hombros con brusquedad acercándose a su rostro para mirarla fijamente.

—García, escúchame —comenzó a hablar con un dejo de amenaza—. Desde el principio te dije que faltarme al respeto de esa manera podía traer graves consecuencias para ti...

Guadalupe sabía cómo terminaría esa frase, ya estaba acostumbrada, pero en un momento así, estaba tan furiosa que ni siquiera se inmuto ante la cercanía del contrario. Y no lo hizo hasta que la puerta se abrió de golpe mostrando al bueno de Matthew una vez mas quien alzó la vista dirigiéndose justamente a Alfred quien no pudo hacer más que quitarle la mirada de encima a Guadalupe para enfocarse en él.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora