Capítulo 16: El exnovio

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Antonio Fernández Carriendo (España) – 24 años


Claro que se encontraba agobiado.

No. Agobiado se quedaba corto, no era la palabra correcta. ¿Frustrado? No era suficiente. No estaba furioso, tampoco tenía miedo. Bueno, sí, un poco, pero ninguna de esas palabras conseguía describir en su totalidad lo que estaba sintiendo en esos momentos. No lograba encontrar la correcta clasificación para describir lo preocupado que estaba.

Después de aquella desastrosa huelga, Francis se vio obligado a regresar a su hogar tras haber pasado dos horas enteras buscando a Guadalupe entre la multitud. Por supuesto que primero fue a buscarla a su casa, pero no había nadie ahí.

Realmente comenzaba a ponerse ansioso, pues no logró pegar un solo parpadeo durante toda la noche y a la mañana siguiente aun no tenía noticias de ella. No sabía qué hacer.

No conseguía ordenar sus pensamientos y muchos menos sus sentimientos. ¿Por qué era que se sentía así? A simple vista pareciera que la respuesta era fácil de encontrar, al final de cuentas, su compañera estaba prácticamente desaparecida y la manifestación se había tornado en un completo y perfecto desastre. Esa era una razón más que justa para sentirse terrible.

Pero no, había algo más...

El hecho de estar incomunicado con Guadalupe verdaderamente lo preocupaba, pero no era eso en concreto. ¿Quizás la semejante cantidad de reporteros que seguramente llevarían a los noticieros un amarillismo terrible sobre como sus "pacíficos" manifestantes invocaron un caos en Jones Corp? Eh, era frustrante, pero tampoco era el punto.

Recostado en aquel colchón inflable en medio de su habitación decidió apartar su atención del techo y girarse a ver su teléfono celular, el cual se encontraba unido al muro mediante un cable.

35% - cargando..., anunciaba en brillantes dígitos.

El hombre volvió su mirada al frente y resopló, aunque casi enseguida se reincorporó y tomó con suma rapidez su almohada para ahogar un grito en ella.

Se había dado cuenta. Lo que lo estaba molestando tanto es que precisamente Guadalupe le había mentido.

¿Cómo es que tenía tanta certeza de ello? Eso es historia de otro cuento, pero lo sabía y a simple vista se podría deducir que este conocimiento se debía a lo bien que la conocía. Guadalupe le había mentido y era la primera vez en todo el tiempo que llevaban siendo amigos que lo hacía.

En realidad había sido muy cuidadosa frente al hecho de "proferir mentiras", pues la mayor parte del tiempo, mientras estuvo hablando con él, optó por simplemente no revelar información, en vez de dar datos falsos, pero hubo una ocasión en que realmente no tuvo más remedio que mentirle y eso fue precisamente cuando habló de su teléfono.

Su teléfono, ese que aparentemente se había atrofiado, el mismísimo culpable de su incomunicación. Todo lo que dijo sobre el artefacto, fue mentira.

—¿Por qué mintió sobre eso...? —chillaba Francis con la cabeza hundida en la esponjosidad de su almohada.

La razón por la que Francis decidió que no la cuestionaría al respecto aun cuando sabía que no estaba escuchando la verdad de su boca, es porque intentó convencerse de que la chica tendría sus razones para mentir y no deseaba atosigarla, pero ahora que volvían a estar incomunicados después de aquel caos, se maldecía por no haber insistido.

Para su fortuna (o quizás no tanto) pronto obtendría una pista que lo acercaría un poco a esa verdad que le agobiaba tanto no tener, pues mientras se encontraba hundido en sus frustrantes pensamientos, el timbre de la casa comenzó a sonar.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora