Capítulo 41: Un empresario superficial

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En el momento en que llegaron a la mansión, Guadalupe supo que serían días verdaderamente difíciles con los cuales lidiar. Apenas iniciaba la semana y ni siquiera tenía idea de cómo la soportaría.

Las primeras horas fueron un suplicio, el solo hecho de no poder ver a sus hermanos y encima no tener noticias de ellos, la mantuvo con los nervios de punta inclusive hasta el día siguiente, cuando el sentimiento no hizo más que incrementarse.

Martes por la noche y estaban nuevamente los cuatro en la mansión acompañados de Tolys, que para el momento se encontraba sirviendo la cena.

Si bien Guadalupe estaba sumamente frustrada, era una maestra para ocultarlo. Para el momento se encontraba conversando avivadamente con Carlos quien se había convertido en un afortunado escape de la situación para poder pasar el tiempo sin pensar demasiado en las cosas que le preocupaban.

Pero con Alfred sucedía exactamente lo contrario, siempre que algo fastidiaba a ese tipo se ocupaba de la mejor manera posible por demostrarlo a como diera lugar. Para ese momento se encontraba tomando asiento frente a los otros dos y al lado de su hermano, y apenas Tolys sirvió sus alimentos, interceptó a Matthew jaloneándolo por un brazo para aproximarlo a él susurrándole al oído verdaderamente molesto.

—¿Podrías dejar de verla? —le ordenó—. Estas comenzando a incomodarme.

Y es que así era, durante toda su conversación con Carlos, de principio a fin, Matthew no le había sacado los ojos de encima a Guadalupe. No esperaba que Alfred no lo notara, simplemente no lo tomó en cuenta.

—L-lo siento —se disculpó el otro apartando la vista de inmediato, dirigiendo su atención entonces a los cubiertos sobre la mesa para disimular un poco—. Es solo que ella es verdaderamente bonita.

—Y tú eres un tipo de lo más superficial —respondió el otro rodando la mirada, asqueado hasta cierto punto.

—¿Disculpa?

—Desde niños siempre lo hacías, imbécil. Siempre "te enamorabas perdidamente" de la primera persona mínimamente atractiva que se te pasaba por enfrente, y si encima te trataba bien... Dios, no había manera de sacarte de ahí. Era tan desesperante.

—Solo se reconocer la belleza y gentileza en las personas —se excusó Matthew frunciendo el ceño sin comprender por completo el porqué de su humor—. No entiendo que es lo que te molesta tanto al respecto.

—Me molestas y ya está. No necesitas más explicaciones para que te entre en la cabeza.

—Si tú lo dices...

—Matt, en el momento en el que intentes algo con ella, eres hombre muerto, ¿me oíste? —recalcó sujetándolo del brazo nuevamente—. Recuerda bien eso.

—¿Tú de verdad crees que ella se interesaría en alguien como yo? —respondió el chico con un dejo de cinismo, aunque después terminó riendo por lo bajo, sabiendo que podría hacer enojar aún más a su hermano—. ¿Sabes cuál es su tipo entonces?

—Hombre, no comiences a preguntar estupideces...

Sin borrar la sonrisa de su rostro, Matthew volvió a alzar la vista enfocando su atención nuevamente en Guadalupe.

Era cierto que Matt era un chico serio y que la mayoría del tiempo prefería permanecer en un perfil bajo, complaciendo a las personas a su alrededor, pero cuando se trataba de su hermano, había ocasiones en las que no podía ocultar las ganas de llevarle la contraria.

En definitiva era una cosa de relaciones fraternales.

—Guadalupe —la llamó entonces frente a la cautelosa mirada de Alfred.

Huelgas Mágicas en el Gabacho [𝙃𝙚𝙩𝙖𝙡𝙞𝙖 - 𝙈𝙖𝙜𝙞𝙘𝙖𝙡 𝙎𝙩𝙧𝙞𝙠𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora