Secretos y Revelaciones en la Mansión Long

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—Claro que sí, ¡enhorabuena! Mira, lo has conseguido. ¿Quién diría que lo compré pensando en que ella lo aceptaría y terminé regalándoselo a una desconocida que ni siquiera sabía que existía? Bueno, te dejo descansar, me tengo que ir, mi empresa me llama, no pueden vivir sin mí —añadió el joven, esperando que al menos ella preguntara su nombre, pero, sin embargo, no lo hizo.

—OK, gracias nuevamente por todo —añadió, suspirando. En su mente, solo pensaba que nuevamente se encontró con otro episodio.

Ese episodio desastroso de su vida y se está encontrando nuevamente con la soledad, el miedo constante de llegar a treinta años y darse cuenta de que no tiene quien la mime. Para ella, eso es un golpe en la vida.

—Tranquila —Lían puso la mano en el hombro de Xiao.

—Tranquila, todo estará bien, te lo aseguro. Iré abajo para ver si ya llegó la estilista. Espérame aquí —dijo Lían.

—Está bien, me parece. Muchas gracias por todo —dijo Xiao, pensativa.

Cuando la señora Lían bajó las gradas, se quedó intrigada al ver que Yamato preparaba algunas cosas en la mesa.

—Esposo, ¿qué haces? —preguntó curiosa.

—Veo papeles. Es que está un poco complicado. Necesito hacer nuevos papeles y abrirle una cuenta nueva a nuestra hija Xiao, mover papeles, modificar el testamento y esto está complicado. No se deben enterar nuestros familiares de dichos movimientos. Ya ves que los hijos de mi hermana se quieren quedar con todo cuando nosotros muramos, y la verdad es que ellos no sirven para mi herencia, en cambio, Xiao tiene un buen corazón. Si la educamos bien, ella tomará el control de todos nuestros millones —dijo Yamato.

—Claro, ya sabes que fue lo que nos unió. Nadie tiene que enterarse de esto, ¿me entiendes? La encontramos, ya está. No creo que sea conveniente decirle la verdad, mejor dejemos simplemente las cosas como están. No le demos más vueltas al asunto. Debemos estar agradecidos con la vida porque hay una nueva oportunidad. Por algo ella está aquí, y la haremos feliz, ya que es nuestra hija, nos pertenece. Ahora hay que pensar cómo enfrentar a la familia. Dime que aún tienes fotos de aquellas bebés a las que les tomamos fotos en el hospital hace mucho tiempo. Una de esas diremos que es Xiao. Acuérdate que me tomaste fotos mientras acunaba a la bebé. Así que el plan está en marcha. Mostraremos esas fotos y diremos que estaba estudiando en otro país y que vino a visitarnos para quedarse con nosotros y emprender un nuevo empleo. Eso diremos. Nadie debe saber nuestro secreto y menos que adoptamos a Xiao —añadió Lían.

—Lo sé, hay que mantenerlo en secreto. Xiao, nuestra hija, tendrá que adaptarse a las nuevas reglas de esta mansión —dijo Yamato.

—Esposo, no te apures. Ella es muy joven para entender la gravedad. Tú debiste decirle algo a Azumi también. Sé que tenían un acuerdo, pero entiende que algún día tendrás que decirle la verdad a Xiao y por qué la elegiste —dijo Lían en voz baja.

—No me contradigas ya, mujer. Sé que tengo que decírselo, pero no estará listo para escucharlo. El haberla elegido a ella es una bendición grande —añadió Yamato mientras firmaba unos papeles.

—No puedo creerlo. Sabes bien que no me gustan los secretos —añadió Lían levantando las cejas.

—Pues tendrás que guardar esto. Prométeme que no abrirás la boca hasta que yo te lo diga —añadió Yamato, suplicante.

—Está bien, no diré nada. Estoy estresada. No comprendo por qué tenemos que ocultar esto. Se me hace que será por años, hasta que estés listo —añadió Lían, dudando si es lo correcto o no.

—Exacto, cariño. Hasta que estemos listos, no será fácil remover el pasado —añadió Yamato.

—No quiero ni pensar. Oye, por cierto, ¿dónde está Paco? —preguntó Lían intrigada.

—Haciendo mandados. ¿Por? —le regresó la pregunta.

—¿Mandados? No me digas que es otra de tus locuras. ¿Qué fue lo que mandaste a pedir? —preguntó intrigada Lían.

—Fósforo y alcohol para quemar ropa y documentos de Hana, quien es ahora Xiao. La llevaré a que se haga un nuevo documento único de identidad y diremos que se le perdió el otro y punto —añadió Yamato, un poco cínico.

—Bueno, está bien —dijo Lían cuando se escuchó el timbre de la mansión. Enseguida, Lían se dio la vuelta y caminó directo a la puerta y se dio cuenta de que era la estilista que atenderá a Xiao.

—Por fin, ya era hora. Mi hija no ha podido descansar muy bien y bueno, necesitamos una remodelación ultra mega especial y te pagaré muy bien si ayudas a mi hija con su cambio de apariencia para lucir más elegante —añadió Lían.

—No se preocupe, señorita Lían. Yo haré todo lo que esté en mis manos —dijo la estilista.

—Dime que trajiste ropa de talla S que te pedí, ¿verdad? —le dijo Lían.

—Sí, todo lo que me pidió —añadió la chica estilista.

—Rosa, necesito que te ocupes de esto ahora mismo. Hoy debe quedar espectacular. La semana que entra haremos fiesta en la mansión

, será el cumpleaños de mi hija. También te necesitaré para ello, de preferencia ese mismo día por la madrugada —añadió Lían.

—Está bien —dijo Rosa, la estilista.

—Acompáñame —dijo Lían, acompañando a Rosa. Ambas subieron a la habitación de Xiao y la encontraron viéndose en el espejo.

—Hija —añadió la voz de Lían, interrumpiendo los pensamientos de Xiao.

Mamá te conseguimos un CeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora