Tentaciones en la Mesa de Cumpleaños

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Finalmente, llegaron al gran comedor y todo estaba preparado.

Xiao se sentó en la lujosa silla y, enseguida, cinco sirvientas comenzaron a servir los alimentos. Xiao solo quería comer todo lo que ponían en la mesa. Se puso nerviosa; nunca había sentido un hambre tan feroz en su vida.

—Tienes cara de hambrienta —le dijo el joven con perfume caro.

—No —negó Xiao con la cabeza.

—No seas necia. Si tienes hambre, te mueres por comer ese plato —insistió el joven.

—¡Que no! —Exclamó Xiao.

—Bueno, me sentaré a tu lado. Solo queda libre esta silla —dijo con voz impaciente.

—No —dijo ella.

—¿No puedo sentarme entonces? ¿Por qué no quieres que me siente a tu lado si es tu cumpleaños? —preguntó inquieto.

—No se te ocurra sentarte allí —dijo en voz baja mientras ponían música de fondo.

—Pero no olvidaste ponerte el kit completo de maquillaje que iba incluido con el set de belleza. Abriste la caja de corazón, ¿verdad? Porque allí iba incluido, curiosa. Te queda perfecto. Se ve bien. No me equivoqué a la hora de elegir. Pasé horas eligiendo —añadió el joven misterioso.

—No me conoces. ¿Por qué hablas conmigo? —preguntó Xiao.

—No eres muy sociable, eso se nota —dijo el joven, tocando su mano. Al momento que lo hizo, a Xiao se le expandieron los ojos y hubo tensión en su mandíbula.

—No vuelvas a tocar mi mano —dijo Xiao en voz baja.

—Te gusto. Además, para que reaccionaras así, es porque te gusto. Algo en ti cambió. Aparte, ese maquillaje es perfecto. Aunque sin maquillaje, eres bonita —dijo el joven.

Cuando él dijo esas palabras, a Xiao se le iluminaron los ojos y sus facciones cambiaron radicalmente.

—¿En serio piensas que soy bonita? —preguntó Xiao.

—Sí, eres muy bonita y hermosa —dijo él, mirándola a los ojos.

—En serio, siempre he tenido baja autoestima. Es decir, nadie me ha dicho que soy bonita realmente. Tienes que saber una cosa, uso lentes de aumento para leer. Es solo que ahora no me los puse porque no quiero que me digan patito feo. Eso me decían en la escuela —dijo esas palabras para que él se alejara de ella. Eso era lo que esperaba Xiao, esperaba simplemente que él se retirara y buscara otro asiento.

—No importa. Igual te respeto. Deja el pasado, o no podrás avanzar en tu vida —dijo el joven.

—Ummm —añadió Xiao con molestia porque parte de ella no podía olvidar su pasado espantoso.

—Ya me senté y ni cuenta te diste. Por cierto, feliz cumpleaños —dijo el joven.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Xiao.

—Isas, me llamo. Tú, pues ya sé que te llamas Xiao. Gracias por preguntar mi nombre. Creo que por allí hubiéramos empezado peor. Bueno, todo está bien —dijo Isas, el joven.

—Hueles bien. Ese perfume, ¿qué marca es? Hueles muy bien, es escandaloso el olor —dijo Xiao.

—Náutica. Usted también huele muy rico —dijo Isas.

—Chanel. Es muy caro ese perfume, pero vale la pena. Necesito comer —dijo Xiao.

—Sé que tienes hambre, pero ya casi dan el ok para comer —dijo Isas.

Por un momento, Xiao vio a Isas a los ojos y se perdió en el color de sus ojos. Ambos se miraron. Isas sonrió.

—Sí, puedes quedarte allí en la silla —dijo Xiao, un poco nerviosa.

—Ok —añadió Isas.

En ese momento, la voz de una chica elegante intervino.

—¡Buenos días a todos y feliz cumpleaños a Xiao, que está cumpliendo años hoy, sus veinticinco años! Ya pueden comer todos, gracias tía por invitarme. Soy Tida, así me llamo, y estoy muy emocionada de poder estar aquí y conocer a la hija de los multimillonarios —dijo Tida, sentándose en la silla.

—Gracias a ti, Tida, por felicitarme —añadió Xiao con una sonrisa.

—Se ve que eres buena onda. Entonces, a comer todos —dijo Tida. Xiao no pensó ni un segundo y empezó a comer con los cubiertos equivocados. Olvidó por completo la etiqueta de los cubiertos que le enseñaron esa semana.

Todos se quedaron mirándola porque agarró los cubiertos equivocados. Lían, al ver eso, alzó la voz.

—Bueno, es el cumpleaños de mi hija. Ella puede comer como quiera, con los cubiertos que quiera. No se pongan tan difíciles. Hay épocas para comer como sea, sin etiquetas. No la miren raro. Es solo que la comida está rica, para chuparse los dedos —dijo Lían mientras Xiao intentaba recordar las etiquetas que les enseñaron, pero su mente quedó en blanco. Lían se acercó y le habló al oído en voz baja.

—Sigue comiendo tranquila, hija. No pasa nada. Come como tú quieras —dijo Lían en voz baja.

—Entonces, comamos como queramos. No necesitamos etiqueta de cubiertos para sobrevivir —añadió Isas, apoyándola.

Xiao se sorprendió, incluso todos se sorprendieron, y después de eso se escuchó la voz chillona de una mujer, pero no le dio importancia y comenzó a comer.

—Isas —gritó la mujer.

—Señorita, no puede pasar —dijo la sirvienta.

Mamá te conseguimos un CeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora