Capitulo 27

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Adela miró con perplejidad el muro de Orley, cuando el puente bajó, vio dos rejas de metal. Estaba muy bien defendido.

La manera más rápida de entrar sería bajar el puente e intentar derribar los portones con un ariete, ¿Pero funcionaría? Para cuando el ariete rompa el primer portón... ¿no estarían sus operadores ya muertos?

-¿Tú construiste todo esto? -Preguntó Adela.

Arthur asintió con la cabeza.

-Bienvenida a Orley mi señora. -Sonrió Arthur.

Dado que las barracas estaban cerca del muro, Liliana y Winston vieron por primera vez entrenar a los hombres de Arthur.

Sus ojos se abrieron de par en par al ver los movimientos que estos hacían, acababan de ver a un hombre siendo arrojado pero este se reincorporó como si nada.

No estaban peleando con armas claro, solo con sus puños. Cuando estos vieron a Arthur llegar, se fueron deteniendo hasta que finalmente se formaron cerca de él e hicieron un saludo militar.

-Increible... -Murmuró Winston.

Él estaba sorprendido por lo disciplinados que eran estos hombres, también mostraban mucho respeto hacia su señor.

-Sigan con sus entrenamientos. -Dijo Arthur.

-¡Sí, señor! -Gritaron todos y volvieron a sus lugares.

Winston se acercó a Arthur.

-Joven Arthur, ¿Que clase de entrenamientos hacen sus hombres? -Preguntó Winston.

Arthur miró al capitán y sonrió.

-El reino les enseña a sus hombres a morir por él, yo les vivir. -Dijo-. Mientras al reino solo le importan sus números, a mí me importan sus vidas.

Arthur miró a Winston.

-Así que les enseño a pelear, tanto en equipo como individualmente. Para que así puedan volver a casa a salvo con sus familias. -Continuó-. Mejor vivir para pelear otro día que desperdiciarlo todo en un momento.

Los ojos de Winston se abrieron, sintió que había sido iluminado. ¿Vivir para pelear otro día? Jamás había escuchado de algo así. Normalmente si veían a un solo hombre retroceder, sería ejecutado en el acto.

A medida que avanzaban, el camino principalmente de tierra se convirtió en piedra, Adela notó eso y se sorprendió un poco, su sorpresa solo aumentó cuando vio las casas.

Todas eran de piedra, algunas de ladrillo, pero todas compartían algo y es que eran muy bonitas a la vista.

-Robert, quiero que establezcan a los nuevos ciudadanos cuánto antes, que la gente los ayude en todo lo que puedan. -Ordenó Arthur.

-Si, señor. -Asintió Robert.

-Cuando se acostumbren un poco y se sientan mejor, ofrezcanles trabajo en cualquier lugar pero deja a algunos para las tropas y construcción. -Añadió.

Robert volvió a asentir y se fue.

-¿Aquí viviré, señor? -Preguntó la pequeña Emma.

Arthur sonrió y acarició el cabello de la niña.

-Si, Emma. Este será tu nuevo hogar a partir de ahora. Ya tendrás tiempo para explorarlo todo lo que quieras. -Sonrió.

De repente, un ladrido se escuchó y vieron a un lobo correr hacia ellos, Arthur lo atrapó en el aire cuando esté saltó hacia él.

-Tranquilo Ghost. ¿Que te he dicho de saltar así?

-¡Barf!

El lobo jadeaba alegremente mientras sacudía la cola, Arthur suspiró. ¿Era este realmente un feroz lobo? Parecía más un perrito. Arthur lo dejó en el suelo y acercó a Emma.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora