Rey De Reyes - Volumen 1

Capitulo 69

—Te dije que se molestaría. —Dijo Elena.

—¡Oh, pero por supuesto que me voy a molestar! —Siguió Liliana—. ¿Que hacen aquí?

Selise suspiró.

—No es para tanto, Liliana. Solo venimos de visita.

—Oh, un visita estratégica supongo. —El sarcasmo en su voz era más que notable.

—Una visita comercial. —Corrigió—. Me gustaría conseguir un poco de Aguamiel, quizás otro vestido.

Liliana miró a su madre como si fuera una tonta. Elena suspiró.

—Es cierto, Liliana. Venimos a comprar bienes, pero si es posible también nos gustaría visitar a Sir Arthur.

La expresión de sinceridad era mucho más notable en Elena que en su madre. Liliana las miró a ambas fijamente como si las analizará.

—Ya estamos aquí, y pagamos la cuota de entrada, no es justo que todos puedan entrar menos nosotras. —Añadió Selise.

Liliana suspiró.

—De acuerdo, pero da la casualidad que estoy libre así que seré vuestra escolta personal, durante toda vuestra estancia. —Aclaró Liliana, no iba a dejarlas vagar por ahí.

—Eso es excelente, creo que será más cómodo si estás con nosotras. —Sonrió Selise.

Liliana se esperó todo lo opuesto a esa respuesta, antes de que pudiera reaccionar su madre la tomó por el brazo y avanzaron hacia el interior de la ciudad.

La infraestructura de Orley dejó perplejas a su majestad la reina, en su vida había visto una ciudad tan limpia y personas tan organizadas. Es como si las preocupaciones del mundo no aplicarán en este lugar.

Incluso la seguridad era excelente con un gran número de patrullas, Selise y Elena no necesitaban a su escolta. Aunque se sentían incómodas sin una, confiaban en Liliana, de hecho despues de un rato comenzaron a sentirse más "Ligeras".

Cómo Nanya luego de escapar exitosamente de sus guardias.

—Ni siquiera el palacio tiene techos de arcilla, y aquí hasta el más pobre tiene una casa con ellos... —Dijo Selise.

—La pobreza es inexistente en este lugar, madre. —Corrigió Liliana—. Mientras que los indigentes abundan en cualquier parte del mundo, aquí todos tienen algo para hacer, nadie está 100% desempleado o necesitado. Y les guste o no tienen que trabajar para vivir, decir que no hay donde no es una excusa.

Selise asintió mientras aún miraba a sus alrededores con sorpresa, Elena estaba igual que ella, se sintió atraída por un montón de gente alrededor de un tablón y se dió cuenta de que era un tablero de noticias.

Se buscan empleados en las minas, barcos pesqueros, etc. Incluso había gente anunciando sus bodas allí.

—Es cierto que todos aquí saben leer... —Dijo asombrada.

—Ya casi llegamos a la oficina de Adela, ya que vinieron a comprar lo mejor es que ella les reciba. —Dijo Liliana.

Entraron a la principal tienda de Adela, había mucha gente comprando en su interior pero Liliana las llevó directamente a la oficina donde estaba la rubia haciendo papeleo.

—¿Quien es? —Preguntó con un ligero tono de molestia, no le gustaba que entrarán sin tocar.

Se sorprendió al ver a Liliana, Elena y Selise pero su rostro no lo mostró.

—Majestad. Disculpe mi rudeza. —Se levantó y se inclinó un poco.

—Buenos días, Adela. Espero no interrumpir en tus asuntos. —Sonrió Selise.