Capitulo 105

1.8K 227 19
                                    

—... Así que la reina de ha dado la orden de supervisar la ciudad y sus alrededores así como ayudarlos en lo que haga falta y en lo que sea necesario. Básicamente me he convertido en vuestro nuevo señor aunque esto es solo temporal, soy un General, mi lugar está en el ejército. No sé por cuánto tiempo sea esto así, pero si tienen algo que decir no duden en preguntar. —Dijo Robert.

Por supuesto, Arthur no permitiría que sus hombres simplemente se quedasen "vigilando", también les encomendó la misión de estabilizar los alrededores, traer el cambio que había prometido la reina.

—¡Maestro Robert! —Un joven pelirrojo con aspecto de campesino lo llamó.

Maestro era otra forma respetuosa de decir sir o señor.

Aunque la familia del campesino intentó detenerlo, el joven fue demasiado rápido para ellos llegando a estar frente a la vista de todos el mundo.

—¿Si? ¿Cuál es tu nombre, niño? —Preguntó Robert.

—Freud. Mi nombre es Freud, señor.

—Bien, Freud. ¿Que tienes que decir? —Preguntó Robert.

El joven miró a la montaña frente a él, Robert media aproximadamente 2 metros mientras que el niño apenas si alcanzaba 1.60 metros, la diferencia de altura era demasiado intimidante.

Ya muchos dieron al niño por muerto, sea cual sea su motivo, sería considerado como cuestionar a sus superiores y castigado por ello.

—M-Mi familia y yo somos campesinos, nos dedicamos al trigo y la ganadería... —Su voz temblaba pero aún así continuó.

—Entiendo, ¿Esto tiene que ver con tu pregunta?

—M-Mi familia apenas tiene para comer debido a los impuestos, el rey- perdón... La reina... ¿E-Es posible que los baje un poco?

Robert miró al niño por unos segundos y sonrió.

—¿Cuántos años tienes, Freud? —Preguntó.

—14 años, señor...

—¿Tan joven y ya das la cara por tu familia? Je, debes quererlos mucho. —Robert revolvió el cabello del niño, luego miró a la multitud—. ¿Por qué todos me miran tan serios? ¿De verdad creen que soy capaz de lastimar a un niño?

Nadie dijo nada, Robert suspiró.

—Bueno, supongo que están tan acostumbrados a vivir bajo amenazas que esto es normal... No se preocupen, ya les dije que hemos venido a ayudar. Protección, trabajo, desarrollo. La reina nos ordenó hacer lo mejor posible por ustedes y las aldeas alrededor.

Robert miró al joven Freud y asintió con la cabeza.

—Joven Freud, no te mentiré, el reino está pasando por un mal momento, el viejo rey y sus seguidores más leales le robaban los recursos del reino y por eso cada vez más y más subían los impuestos, ahora la reina tiene que hacerse cargo para que todo vuelva a estar como antes. Tomará un poco de tiempo, pero sin duda los impuestos bajarán.

Robert miró a la multitud, estaba hablando lo suficientemente alto como para que la gran mayoría lo escuché.

—De hecho, en su carta la reina me informó que actualmente está recorriendo el sur de Glideric, como todos saben, de ahí es donde viene la mayor producción de trigo y entre otras cosechas. Ella personalmente estabilizará el reino poco a poco así que gradualmente verán una mejora en los impuestos, solo recemos porque sea rápido para que jóvenes como Freud no tengan que preocuparse por qué comer.

Robert miró a Freud y asintió con la cabeza, le dió un pequeño empujoncito para que regresará con su familia.

—Bien, levanten la mano los que son albañiles, los que quieran ayudar en construcciones también pueden levantar la mano.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora