Capitulo 46

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-¿Cómo es posible que sir Arthur sepa qué...? Si no dijiste nada... -Preguntó Selise.

-N-No tengo idea majestad. -Respondió el espía avergonzado.

¿Que pensaría la reina si supiera que le sacaron la verdad con cosquillas? ¿Cómo podría mantener su puesto si ella se entera? ¡Peor aún, su vida!

-Parece que Arthur no es tan simple, madre. -Dijo Elena.

-Eso es bueno, solo refuerza más el hecho de que debas estar con él. -Sonrió Selise-. Envíale una carta, dile que quiero que venga a comer con nosotras como disculpa por este malentendido.

Una sirvienta se inclinó y se fue.

-Si su pueblo es tan increíble como dices... Quizás también sea buena idea hacerle una visita personalmente. -Pensó Selise en voz alta.

-No podemos madre, ¿Quien sabe que harán las brujas de mis otras madres o las perras de mis hermanas si dejamos el palacio? -Mencionó Elena.

Selise suspiró.

-Al menos sé qué, Arthur conoce quien estaba detrás de cada espía. Pero pensar que contaban con tal seguridad... -Suspiró ella.

Saber que Arthur era la mente maestra que inventó el papel y la "arcilla refinada"... también esas maravillosas armaduras que portan sus soldados...

A Selise se le hacía agua la boca con solo pensar en esas tres cosas en su poder. Ella también cree que, Arthur posee una mina de sal ya que, las ventas de sal habían aumentado bastante en las tiendas de Adela.

Por no decir que su gente cocinaba mucho con sal, tanto así que los vecinos incluso les daban sal a quien les pedía.

-¿Cuan rico debe de ser Orley...? -Pensó en voz alta mientras su corazón latía de emoción.

-Si es así, deberíamos traer a Arthur a nuestro lado.

Selise miró al chico a su lado, una sonrisa brillante apareció en su rostro.

-Definitivamente, querido. Con la ayuda de Arthur, no cabe duda de que tendrás más posibilidades de sentarte en el trono. -Dijo.

De repente, su sonrisa y ojos de madre amorosa se convirtieron en las de una diablesa malévola.

-Y una vez estemos preparados, mataremos a tu padre y te proclamaremos rey. -Se rió.

El principe Henry era quien estaba allí, este sonrió al imaginarse a sus hombres con las armaduras de Arthur.

-Una vez descubra sus secretos lo mataré. Tanto conocimiento podría ser una molestia en el futuro. -Pensó el príncipe.

...

-Mi señor, un mensajero real está aquí. -Dijo Robert.

-¿Un mensajero real? -Preguntó Arthur confundido.

Un mensajero real, enviados solo por el propio rey. Si uno de ellos estaba aquí, es porque el rey solicitaba algo de Arthur.

Arthur se levantó y salió de su mansión, allí estaba el hombre de pie con los brazos cruzados y una expresión irritada en su rostro.

-Tener a un mensajero real esperando afuera... Que descaro. -Gruñó-. Incluso me hicieron pagar para entrar, cuando el rey se entere de esto...

-Saludos, mensajero. -Dijo Arthur.

El hombre miró a Arthur y frunció el ceño.

-¿Quien eres tú? Solicite la presencia del señor de la ciudad, no de un mocoso. -Gruñó él.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora