Capitulo 5

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—¡Mamá! —Una de las chicas corrió a la casa con prisa.

—¡¿Q-Que?! ¡¿Que pasa?! —Preguntó la mujer temerosa de la presencia de más bandidos.

—¡Es Arthur y los demás! ¡Vienen con un montón de gente! —Explicó lo suficientemente alto para que todas la escucharán.

Las mujeres y las chicas se miraron entre sí, al salir de la casa, poco después apareció Arthur y sus amigos, detrás de ellos habían aproximadamente 50 personas. Ver a tanta gente las dejó boquiabiertas.

—Bienvenidos a su nuevo hogar. —Sonrió Arthur.

...

Frente a Arthur se encontraban sus nuevos seguidores observándolo, detrás de él los 10 sobrevivientes del ataque a la aldea.

—Primero que nada me gustaría disculparme con ustedes por no ofrecerles un mejor hogar, debido a que estábamos tratando con los bandidos no hemos tenido oportunidad de expandirnos. —Explicó.

—Mi señor, no necesita explicar nada. Esto es mucho mejor que antes. —Dijo un hombre.

Todos los ex esclavos estaban de acuerdo, preferirían vivir en el bosque sin mucho que en una jaula o atados en una pared y sin nada más que ropa raida.

Arthur asintió con la cabeza.

—Aun así no puedo permitirme que vivan en el exterior. Sé que algunos de ustedes los hacían hacer trabajos forzados y honestamente no me gustaría pedirles nada tan pronto, pero necesitaré de vuestra ayuda.

Arthur hizo énfasis en que quería construir más casas, al menos lo suficientes para que cada uno viva con sus familias si es que aún estaban con ellos. En cuanto a los niños sin hogar, Arthur les pidió a alguien que los cuidara a lo que Erina se ofreció.

En la aldea, Erina era una especie de niñera, dado que todos se conocían, ella era la más confiable y mejor para el trabajo.

Más de la mitad de los ex esclavos, hombres, mujeres y niños se ofrecieron a ayudar. En cuanto al resto, se ofrecieron a hacer otros trabajos como cazar.

Robert, Feyton y Faila se dieron cuenta de que Arthur tuvo razón todo el tiempo, ya comenzaban a ver cómo sus planes daban forma.

Haciendo uso de las herramientas que tomaron de los bandidos, comenzaron a talar árboles. Arthur debía de agradecerles a estos bandidos que les encantaba traficar con personas.

Gracias a ello obtuvo mano de obra gratis y no solo eso, mucha comida, algunas armas y más importante aún.

—Mi señor, ¿Deberíamos comenzar a sembrar trigo? —Preguntó un ex esclavo.

Habían obtenido sacos de trigo y semillas así como también papas y zanahorias. Claramente robados de alguna que otra aldea. Es una pena que no hayan conservado animales, ni siquiera un caballo.

—Por ahora no, no hay suficiente espacio para hacer un campo de cultivos. —Explicó Arthur, luego señaló hacia la playa—. Por allá queda la playa, me gustaría que se enfoquen más en talar árboles hacia allá que en el resto.

Es más probable que los vean por tierra que por mar, si despejan mucho el bosque a su alrededor estarían perdiendo su "camuflaje" o cobertura.

—Uma vez haya suficiente espacio, yo personalmente me ocuparé de los cultivos. —Dijo Arthur.

Gracias a los supervivientes de la aldea, Arthur sabía que aún no existía la rotación de cultivos. Por lo tanto si dejaba que ellos hicieran eso, definitivamente la habría cagado.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora