-Te ves bien. -Se burló Adela.
Arthur miró el traje que ella le había regalado y suspiró.
-Parezco prostituta barata. -Dijo- ¿De verdad está es la moda actual? Dioses, la nobleza tiene un muy mal gusto.
Adela no pudo evitar reírse de sus expresiones.
-Me parezco a Ron Weasley... -Pensó Arthur.
-Manfred, consíguele otro traje al caballero. -Ordenó Adela.
Actualmente se encontraban en la mansión Greenhart, hogar de Adela. Y ella por supuesto quería gastarle una broma a Arthur al vestirlo con eso, ¿valió la pena? Totalmente.
El sirviente llegó después con un traje elegante negro, no era tan simple como el de los sirvientes, era más elegante y elaborado.
-Mucho mejor. -Dijo Arthur.
Lastima que no había espejos para mirarse, solo objetos de cobre o plata bastante pulidos como para reflejarse.
-¿Estás listo? ¿Y tú máscara? -Preguntó Adela.
Arthur le mostró una máscara de plata que solo tapaba por encima de la nariz y algo por debajo de la frente, sus labios estaban expuestos.
Adela tuvo que admitir que el joven se veía bastante bien, no le sorprendería que robase algunas miradas.
-Llevaremos a mi escolta, tus hombres pueden quedarse aquí y descansar. -Dijo Adela.
Arthur asintió con la cabeza y juntos se dirigieron en carruaje hacia la mansión del conde.
-¿Nervioso? -Preguntó Adela.
-Para nada. -Respondió-. Solo espero que no sea aburrido... Bueno, al menos la tengo a usted para conversar.
-Esperemos que no sea una perdida de tiempo entonces. -Sonrió ella.
A la nobleza le encantaba llamar la atención y eso conllevaba a qué algunos eventos fueran aburridos al estar tan centrados en ellos mismos. Aunque era solo un cumpleaños, no cabía duda de que la mayoría comenzaría a hablar de política y negocios.
Adela solo esperaba que Arthur no hiciera enemigos.
Finalmente llegaron a la mansión del conde la cual era mucho más grande y decorada que la de Adela. Una vez estacionado el carruaje, el mayordomo abrió la puerta y Arthur salió, este tomó la mano de Adela y la ayudó a bajar.
Sip, Adela estaba convencida de que Arthur tenía talento para esto.
Una vez entraron Arthur vio con asombro a un montón de gente enmascarada, estaba algo emocionado por saber que sucedería a partir de ahora.
Una vez Adela entregó su invitación, la mujer tomó el brazo de Arthur y avanzaron juntos. Era su acompañante después de todo.
Las personas observaron a la recién llegada pareja y aunque llevaban máscaras, hasta un ciego se daría cuenta de que la mujer era Adela.
Y ella, por supuesto, también reconoció a cada uno de ellos.
Por el contrario, Nadie reconoció a Arthur y se preguntaban quién era ya que, para poder ser el acompañante de Adela...
Las mentes de todos maquinaban, ¿Algún pretendiente? ¿Un familiar? No conocían a ningún Greenhart con el cabello blanco aparte del viejo abuelo de Adela.
Así que lo más seguro es que fuera un pretendiente. Es gracioso que nadie pensará que él fuera solo un amigo. Adela desconfiaba de todos y lo más cercano a una relación que se podía permitir era la de conocidos o comerciantes.
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Rey De Reyes - Volumen 1
Художественная проза¿Que pasaría si un joven amante de la estrategia, gestión de recursos y supervivencia va a otro mundo ambientado en la edad media dónde los castillos se alzan y las espadas chocan? Pues de eso trata esta historia, Arthur, un joven muy inteligente y...