Capitulo 98

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Arthur estaba acostado en una cama dentro del palacio observando fijamente al techo. Estaba aprovechando para relajarse mientras podía.

Pronto tendrían que moverse, mientras estabilizaban el reino Arthur tendría que planear sus matrimonios con Liliana y Miri.

Arthur levantó la mirada cuando escuchó la puerta abrirse, se sorprendió un poco al ver a Liliana acompañada por Emilia y Alejandra, Adela y Miri.

—¿Sucedió algo? ¿por qué están todas aquí? —Arthur frunció el ceño confundido.

—¿Que, acaso tus esposas no pueden venir a verte? —Adela se rió.

—Ellas dos me pidieron verte. —Dijo Liliana, señalando a Elena y Alejandra.

Arthur las miró a las dos, Emilia miró a la princesa Alejandra.

—Por favor, tú primero.

Alejandra la miró y asintió tímidamente con la cabeza. Dió un paso adelante y miró a Arthur con timidez.

—Y-Yo... Solo quiero darte las gracias por castigar a... Ese hombre... También quiero pedirte perdón si alguna vez te he ofendido... De verdad, gracias. Y lo siento... —Alejandra se inclinó con sinceridad mientras sus ojos se humedecían.

—Está bien, princesa. Sé que no merecías lo que te hizo y me alegro haber sido yo quien te de haya dado la justicia que deseaba. —Arthur asintió tranquilamente.

Alejandra sonrió, se enderezó y paso los dedos por sus ojos.

—G-Gracias, Arthur... Los dioses saben que eres un buen hombre. Te juro que rezaré por ti de ahora en adelante.

Alejandra retrocedió, miró a Emilia y asintió con la cabeza. Ahora era el turno de Emilia.

—Arthur, quiero agradecerte por proteger a mi familia pese a todo el mal que causamos. Y también quiero darte las gracias ya que es por ti que mi padre me ha reconocido como la heredera y también me cedió el liderazgo de la familia Mallory.

Emilia se inclinó respetuosamente.

—También me alegra que las cosas hayan resultado bien para tí. —Sonrió.

Emilia asintió con la cabeza.

—Bien, si eso es todo. Ya podemos dejarlo en paz. —Dijo Liliana.

—De hecho, hay algo más que me gustaría tratar contigo, Arthur. —Dijo Emilia.

Todos la miraron, está vez ella se había puesto sería.

—Ahora que nuestro acuerdo no oficial ha terminado, ya no hay motivos para que sigamos siendo aliados. Es por ello que quiero formar un pacto contigo, por el bien de mi familia y la paz del reino...

Emilia colocó su mano en su pecho. Y miró a Arthur decididamente.

—Arthur. Quiero que me tomes como tu amante. —Dijo.

—¡¿Ha?! —Adela frunció el ceño.

—¡¿Te volviste loca?! —Dijo Liliana.

Arthur se sorprendió bastante, pero extendió un poco su mano para que sus esposas de calmaran. Miró a Emilia y suspiró.

—Lo siento, Emilia. Pero no puedo permitirme tener a más esposas. Además, ya estoy satisfecho con ellas tres. —Dijo Arthur señalando con su mano a sus esposas.

Adela y Liliana asintieron firmemente. Miri le incomodaba opinar al respecto.

—Yo también quiero disculparme con todos, de verdad. Pero no me están entendiendo. No quiero ser la esposa de Arthur, después del roce entre nuestras familias es imposible que podamos tener una unión de tal nivel. Además, no quiero que piensen que me estoy aprovechando para convertirme en reina.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora