Adela no quería despegarse de Arthur, también le costaba el hecho de mantener su relación en secreto, quería gritarlo a los 4 vientos para así poder vivir en la misma casa o cama que él.
Su cuerpo sentía una agradable calidez y hormigueo al imaginarse así misma descansando junto a su amado todas las noches. En su mente nada era más perfecto que eso.
Esa noche soñó con su boda, luego en un jardin junto a un par de niños rubios y peliplateados correteando mientras ella sostenía a un bebé en sus brazos.
Adela no estaba segura de si a esta edad estaba bien tener hijos, pero no había inseguridad suficiente que pueda opacar sus ansias de tenerlo.
Si Arthur supiera que tan grande es el deseo de Adela por procrear un heredero, tendría miedo de morir seco por ella.
Al día siguiente, Arthur observaba la construcción del astillero y los muelles, ambos estaban ya casi listos pero mientras trabajaba en ello, Robert apareció junto a una persona desconocida.
-Mi señor, un mensajero real. -Anunció Robert.
Arthur miró al mensajero, este le entregó una bolsa a Arthur.
-Sir Arthur, por su desempeño en la guerra, el rey le ofrece está recompensa de 500 monedas de oro. También me complace anunciarle el resultado de la misma, pero antes...
El hombre sacó otra bolsa y se la entregó.
-Un regalo de la reina Xerina, por apoyar al príncipe Bartholomew.
Eran otras 500 monedas de oro más, Arthur sonrió, a los ojos del mensajero estaba complacido pero Arthur en realidad se estaba burlando por dentro.
-Seguramente después de lo sucedido, Bartholomew le contó a su madre y pensaron que estaba ofendido. -Pensó Arthur.
Arthur se enteró del tratado de paz, pensó en sus ciudadanos Fendarianos pero como ya estaban acostumbrados a vivir aquí y a salvó dudaba al 100% que querrían volver a su país.
Ciudadanos pobres y de clase baja, todos con problemas de algún tipo ahora se encontraban viviendo cómoda y felizmente bajo el mandato de su señor Graywolf.
-Pronto se celebrará un banquete en el palacio real por esta magnífica victoria, se espera su participación. En un par de semanas aproximadamente, tiene tiempo suficiente para prepararse.
Arthur asintió con la cabeza.
-Iré, por supuesto. Muchas gracias, buen señor.
El mensajero sonrió, hizo una reverencia y se retiró. Arthur miró a Robert y sonrió.
-Creo que a Adela le encantará oír esto.
...
-¡Es una excelente idea! -Exclamó Adela-. Si lo hacemos, querrán como locos venir a comprar aquí, tal vez incluso nos suplicaran de rodillas.
Arthur tenía planeado compartir un poco de Aguamiel en la fiesta, algo así como un cebo. El Aguamiel era superior al vino de este mundo y estos malditos nobles ricos y pretenciosos querrán obtenerlo a cualquier costo.
La receta está fuera de discusión, o tomas Aguamiel o lo dejas.
-Le pediré a Paula que te prepare un buen vestido. -Sonrió Arthur.
Cuando Arthur pensó en Paula, recordó que el le había traído un paquete a Adela pero no fue hasta que la mencionó que recordó que estaba encima del escritorio.
-Por cierto, ¿Ya le echaste un ojo a tu regalo?
-¡Oh, claro!
Se habían perdido en la conversación del aguamiel que olvidaron la existencia del paquete. Adela lo tomó, aflojó el lazo y lo abrió.
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Rey De Reyes - Volumen 1
General Fiction¿Que pasaría si un joven amante de la estrategia, gestión de recursos y supervivencia va a otro mundo ambientado en la edad media dónde los castillos se alzan y las espadas chocan? Pues de eso trata esta historia, Arthur, un joven muy inteligente y...