34. ELLA ES COMO UNA ESTRELLA.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Génesis 29
20 Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba.



Deimond apenas oye lo último se queda palarizado en su lugar sin atreverse a decir una palabra, atónito.

Sé que esto marcará un antes y un después, si alguna vez hubo esperanzas ya no las hay.

Ya todo es diferente, ya no somos aquellos chicos adolescentes con sentimientos limpios, cuando incluso se atrevió a decirme que nos casáramos.

Ahora ni de broma se metería conmigo y yo tampoco sería capaz de andar con alguien como él.

Aunque mi corazón aún sueña con él, aún palpita por él, sé que lo nuestro no puede ser.

Tomo aire, limpio mis lágrimas con el dorso de mi mano.

—supongo que ahora que sabes la verdad, no querrás volver a verme, —le digo —hasta nunca.

Me doy vuelta y comienzo a caminar sintiendo un fuerte dolor en mi pecho.

Trato de caminar lo más rápido que puedo al sentir su mirada sobre mi, pero las fuerzas no me dan para hacerlo.

De pronto lo escucho caminar hacia mi.

Quiero correr, pero sus brazos me atrapan.

Me abraza por detrás con todas sus fuerzas como si tuviera miedo de que si me suelta me fuera a escapar.

—¿Que...que haces? —le pregunto confundida.

—perdoname —dice con la voz quebrada —perdoname por ser un idiota, no sabía que te habían hecho daño, me siento tan impotente al no haber estado ahí para defenderte.

Me quedo sin saber que decir, la verdad es que me imaginé que al saberlo ser iría y no volvería a buscarme.

Me quedo desarmada, sin argumento alguno y solo lo dejo que me abrace.

De repente él me gira hacia él quedando frente a frente.

La vergüenza se apodera de mi y no soy capaz de verlo a los ojos solo miro al suelo.

—dame una oportunidad por favor —pide llorando.

Toma mis manos entre las suyas haciendo que mi corazón palpite más de lo normal.

—¡Estas loco! —lo miró —¿Acaso olvidaste que tengo una hija?.

—no me importa —dice resuelto —estoy dispuesto a ganarme su corazón, solo dame una oportunidad por favor.

Niego con la cabeza.

—no sabes lo que dices.

—claro que lo sé, sé que te amo y aunque e intentado de muchas maneras arrancar esto que siento aquí en mi pecho, no puedo, es demasiado para mi.

Niego con la cabeza mientras lágrimas salen de mis ojos.

—por el amor de Dios deja de decir tonterías.

—no son tonterías —acerca mis manos a sus labios y las besa. —te amo con todas mis fuerzas y por ti soy capaz de ir hasta el fin del mundo.

Intento quitar mis manos para salir huyendo pero él no las suelta.

Si sigo un poco más aquí caeré doblegada a sus encantos y no quiero que él me engañe.

—sueltame —le pido.

—no, hasta que no me des una oportunidad.

Suelta una de mis manos y con su mano libre comienza a acariciar mi mejilla suavemente y sin darme cuenta pierdo todo el autocontrol que tenía y termino cerrando mis ojos.

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