72. ¡¡ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO!!.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - 1 Corintios 13
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;



Esto sí que me tomo por sorpresa, de verdad que me esperaba todo menos esto.

—¿Es...es...estás queriendo decir que...que...quieres hacer este matrimonio real? —pregunte con dificultad para convencerme de que había escuchado bien.

—exacto —respondió.

¡¡Oh por Dios!!.

¡¡Oh por Dios!!.

¡¡No lo puedo creer!!.

«Que alguien me pellizque».

«Tengo que estar soñando».

«Definitivamente esto no puede ser verdad».

No sé porque pero de repente una lágrima rodó por mi mejilla.

No sé si es por el impacto de sus palabras, por la conmoción o si es de felicidad.

La seco rápidamente pero seguida de esa vienen muchas más lágrimas.

De repente él se para de su silla y va hasta donde yo estoy y se inclina como lo hacen esos príncipes de Disney ante sus princesas.

—por favor —me da una mirada suplicante —concedeme la oportunidad de hacerte feliz —toma mis manos entre las suyas.

Mi corazón se acelera más de lo que ya está, late tan rápido que hasta lo puedo oír y me temo que Deimond también lo este oyendo.

—yo...—no puedo seguir hablando porque son muchas las lágrimas que salen por mis ojos.

¿Acaso estoy llorando de la felicidad?.

—yo...—vuelvo a decir tratando de parar de llorar.

Que vergüenza con él, seguramente pensará que yo soy una niña chillona.

De repente siento como deja una de mis manos, al poco instante está secando mis lágrimas con un pañuelo de manera muy delicada.

Cierro mis ojos mientras él lo hace.

Me olvidó de todo, incluso de que la pastora está aquí.

De repente comienzo a visualizar en mi mente a un chico.

Un chico que está arrodillado frente a mi de la misma manera y me dice que si quiero ser su novia.

Yo soy una simple adolescente de unos quince años, él también se ve de la misma edad, estamos en el colegio de los Xian y muchos son los expectadores.

Abro los ojos y aquel recuerdo desaparece, pero sé que ese chico es Deimond.

—yo...no sé que decir —le digo.

—solo di que si —me dedica la mirada más dulce que nunca halla visto en mi vida.

—dale una oportunidad —escucho la voz de Elizabeth.

Al parecer estaba a una cierta distancia escuchando todo.

De repente a mi mente vienen muchas dudas.

«Que tal no sea la voluntad de Dios».

«Que tal después de que te cases con él, se convierta en un monstruo y te haga sufrir».

«Posiblemente se quiere casar contigo porque sus papás se lo exigen».

«Él no te ama».

«Es demasiado hombre para ti».

—dime algo por favor —habla Deimond sacándome de esos horribles pensamientos.

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