39. UN TESTIMONIO DE VIDA.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Hechos 26
4. Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos;
5 los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo.





Era York.

Aunque habían pasado muchos años, aún así lo logré reconocer, sus rasgos faciales siguen siendo lo mismo, solo que un poco más maduro por los años.

Él me abrazaba como si nunca me quisiera soltar, lo mismo hacia yo con él, sentía que mi corazón iba a salir de mi pecho por tanta felicidad e incluso podía sentir los latidos del corazón de York.

Su corazón latía con fuerza, igual que el mío, eso solo significaba que estaba igual o mucho más feliz que yo de encontrarme.

Recuerdo que la última vez que lo ví él me declaró su amor, pero no le correspondí porque en ese momento apareció Mibsan y dijo algunas verdades que para mí fueron muy difíciles de soportar y lo único que hice fue salir corriendo.

«Pero lo pasado es pisado, ahora solo importa el presente».

—¡¡Oigan!! —habla Annie interrumpiendo un momento único —no deberían de abrazarce por tanto rato.

Dejamos de abrazarnos, York toma mis manos entre las suyas y me mira fijamente.

Yo también lo miro a él y me pierdo en el hermoso iris de sus ojos.

Así duramos no se cuánto, hasta que Annie volvió a interrumpir.

—¿Se conocen? —nos pregunta.

York y yo asentimos con la cabeza.

—como siempre —se queja Annie —siempre me quitas los cuadres, todos los chicos que quiero te los quedas tú.

Inmediatamente me ruborizó porque York está escuchando todo.

«Seguramente pensará que es cierto».

—deja de decir cosas que no son —la regaño.

—pero si es la verdad —rebate como una niña chiquita —ayer nada más te dormiste al que era mi novio pero que ya no lo es porque me traicionó contigo.

Definitivamente Annie es una mata momentos especiales.

York me suelta de las manos como si lo quemará y comienza a toser.

Le dedicó una mirada asesina a Annie mientras está sonríe complacida.

«Ya arreglarémos en casa».

Annie se da la vuelta y se va sintiéndose victoriosa por hacerme quedar como una mujerzuela delante de York.

«Definitivamente la voy a matar».

Recuerdo que ahora soy cristiana y me arrepiento de ese pensamiento, pero es que hay veces que Annie me saca de quicio.

—que pena —me disculpo con York —cabe aclarar que nada de lo que dijo ella es cierto, solo lo dijo por envidia porque le gustas.

York da un suspiro.

—que alivio que no sea así —contesta —ya te estaba desconociendo por completo, por cierto creí que estabas muerta, miré en las noticias tu foto, también hablé con los señores González, incluso estuvimos en tu entierro —dice horrorizado —¿Como es que estás viva?.

Le doy una sonrisa de boca cerrada.

—eso es una larga historia —respondo.

—pues no te pienso dejar ir hasta que me la cuentes toda.

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