Santa Biblia Reina Valera 1960 - Jueces 6
36 Y Gedeón dijo a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho,37 he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho.
38 Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua.
39 Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra.
40 Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío.
Me quedo atónita mirándolo.
Él está acostado en mi cama con cara adormilada.
—¿Que? —pregunta —¿No piensas venir a saludar a tu pequeño hermano?.
Sin darme cuenta las lágrimas comienzan a salir de mis ojos.
Corro y me tiró a sus brazos.
Lo abrazo con todas mis fuerzas, mientras no paro de llorar.
Dios sabe que estos días he estado orando mucho por él, para que Dios lo guarde y le conceda la salvación.
Me dolería mucho que yo me salvará y el resto de mis hermanos se perdieran.
Minutos después.
Estoy tan feliz de verlo que no quisiera dejar de abrazarlo.
—Linda —dice él.
—uumm —respondo.
—¿Podrías soltarme? —pregunta. —es que me estás aplastando.
Dejó de abrazarlo y me levanto de encima suyo.
—eres un flojo.
Él suspira.
—por fin puedo volver a tomar aire —comenta.
Me quedo mirandolo, él sonríe yo también lo hago.
—hagamos un serio —propone.
—hagamoslo —le digo dejando de sonreír.
Él también se queda serio.
Así duramos un rato hasta que ninguno puede contener la risa.
Es que él es tan tierno que es imposible uno estar serio con él.
Al final terminamos riendo al mismo tiempo.
—¿Dónde haz estado? —pregunto.
Me quito los zapatos y me acuesto al lado de él.
—por ahí rodeando la tierra y andando por ella —responde.
No sé porque pero esas palabras se me hace haberlas oído por ahí.
De alguna manera sé que no quiere hablar de ello y prefiero no saberlo.
Me duele mucho en el corazón el estado en él que están mis hermanos.
Me acerco más a él, pongo mi cabeza en su pecho y lo abrazo.
Él hace lo mismo, me rodea con sus brazos y me da un beso en la cabeza.
—a pesar de que Annie es mi melliza, tu eres mi preferida —comenta.
—lo sé —digo cerrando los ojos.