9. NO PIENSO APARTARME DE TI.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - 2 Reyes 2
6 Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron, pues, ambos.



No lo puedo creer, cerré mis ojos por un momento, luego los abrí y ella ya estaba frente a mi.

No sé que rayos pasó, pero termine perdiendome por unos segundos en esa sonrisa encantadora y en esa mirada gentil, limpia de toda malicia.

La verdad es que nadie con sus cinco sentidos, va a querer encontrarme, pero ella está tan feliz de haberlo hecho.

Vuelvo en si, saliendo de su encanto y correspondo a su sonrisa también.

No sé porque pero por primera vez puedo sonreírle a alguien sin necesidad de esforzarme por fingir, con ella me sale natural.

—¿Así que me encontraste eh? —la miro levantando una ceja.

No puedo creer lo que estoy viendo.

Esa niña no puede ser más adorable.

Sus mejillas poco a poco fueron adquiriendo un rubor muy especial, haciendo que se viera más hermosa de lo que ya es.

Lo más es que su belleza es natural, no necesita maquillaje para verse hermosa.

—disculpa —dice cubriendo sus mejillas con las manos.

«No hagas eso por favor».

Levanto mi muñeca y miro el reloj.

—tengo una reunión —le digo cortando aquel precioso momento —me tengo que ir.

La verdad es que no tengo ninguna reunión, puedo quedarme todo el tiempo que quiera con ella.

Pero aún así tengo que hacerlo, ya que mi corazón se está comportando de manera extraña.

Incluso me estoy volviendo amable, cosa que yo no sabía que había en mi.

Siento que de algún modo está chica representa peligro para mí y ni hablar del peligro tan grande que yo representó para ella.

—¡No te vayas! —dice ella.

La miro sorprendido.

«Si supiera quién soy en realidad, no diría eso».

—yo...yo —comienza a tartamudear.

Es como si no supiera como decirlo.

—yo quiero agradecerte por haberme defendido en la cafetería —dice mirando el suelo sin dejar de cubrir sus mejillas.

—descuida —le digo haciendo que no me importa —no fue nada, ahora sí me disculpas con permiso.

Comienzo a caminar sintiendo dentro de mi un sentimiento extraño que no logro a identificar ya que no lo había sentido antes.

«¿Que rayos me pasa?».

No sé porque pero siento como si no fuera el mismo, como si esa chica pudiera hacer una revolución dentro de mi.

Jamás en la vida me había sentido así.

Camino más rápido, con la intención de alejar aquello extraño que estoy sintiendo.

De pronto comienzo a sentir pasos detrás de mi y no me molestó en mirar porque se quién es.

«¿Cómo se atreve a seguirme?».

Me apresuro a caminar más rápido.

No puse cuidado que zapatos lleva, pero por mi oido puedo detectar que son plataforma, así que no me podrá alcanzar, lo malo es que son plataforma mediana y eso le da la capacidad de correr un poco.

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