47. EL DERECHO DE SER PADRE.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Salmos 55
6 Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma!
Volaría yo, y descansaría.

7 Ciertamente huiría lejos;
Moraría en el desierto. Selah



Quedo en shock.

Las fuerzas se me fueron poco a poco sentí que me debilitaba, mis piernas no pudieron sostenerme y me fui al suelo.

Pero antes de tener contacto con el suelo, sentí unos brazos rodear mi cintura los cuales evitaron que callera al suelo.

Me siento tan mareada que ni siquiera puedo ver quién es el que me sostiene.

Pienso que es Jak, pero al percibir el aroma de su colonia me doy cuenta de que es Deimond.

A pesar de estar igual de asombrado, reaccionó y me ayudó.

Siento como me sienta con supremo cuidado en el mueble sin dejar de sostenerme.

—¡Linda, Linda! —escucho a Deimond llamarme mientras me mueve de manera suave.

Aún así sigo muy mareada y no puedo responder, solo puedo escuchar levemente.

—dale agua —escucho a Jak hablar.

Al instante siento que me dan a tomar agua de un vaso.

Poco a poco voy recuperándome.

«No puedo creer lo que escuché».

«No puede ser verdad».

«Es imposible que Deimond sea el padre biológico de Elizabeth».

«Lo más seguro es que sea una broma más».

«Sip, tiene que ser eso».

—eso es mentira —digo recuperando el habla.

—supuse que dirías eso —dice la señora Morgan —por eso aquí tengo las pruebas de ADN y si aún no me crees podemos volverlas a tomar. —me entrega una hoja.

La recibo y la leo.

Efectivamente es una prueba de ADN la cual da 99,9% de que Deimond es el padre de Elizabeth.

—¡Esto es falso! —protesto.

—no lo es —habla Jak.

Miro a Jak y sé que él no miente.

—¡¿Osea que es verdad que Elizabeth es hija de Deimond?! —pregunto horrorizada.

Ruego mentalmente para que Jak diga que todo esto es una broma, aunque su cara dice lo contrario.

—es verdad —responde sin un rastro de diversión en su rostro.

Niego con la cabeza y me pasó las manos por el cabello desesperada.

«¿Cómo pudo ser esto posible?».

«Simplemente no lo creo».

Miro a Deimond y este está en silencio e igual de asombrado.

—¡¡Tiene que ser broma!! —me pongo de pie —¡¡Además, ¿Con que derecho se atrevieron a hacerle una prueba de ADN a Elizabeth?.

—yo se la hice —responde Jak.

—¡¡No tenías ningún derecho!! —le reclamo.

—por supuesto que tengo derecho —rebate —soy su padre adoptivo, además esa prueba se realizó cuando ella fue dada a luz.

Comienzo a llorar y no sé porque exactamente.

Me he vuelto muy sensible y más si es por algo que tenga que ver con mi pequeña.

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