74. SI LA MONTAÑA NO VA A MAOMA...

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Mateo 28
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.




Me miró al espejo y si.

Definitivamente es un vestido que deja mucho a la imaginación en la parte del busto, así que definitivamente este no es.

—entonces vamos a medirte otro —dice la segunda chica.

Doy un suspiro y me doy vuelta para volver al vestidor.

Apenas es el segundo vestido, pero ya me siento agotada y estresada.

Dos horas después.

Ya me llevo midiendo un sinnúmero de vestidos y todos tienen un defecto.

El que me gusta a mi, no le gusta a mi madre y visibersa.

No sé que hacer.

Lo único que sé es que tengo ganas de salir corriendo.

—ya no quiero estar más aquí —digo luego de ponerme mi propia ropa y salir del vestidor.

—entonces vámonos para otra tienda —dice Leticia.

Yo niego con la cabeza mientras me dejo caer en el cómodo sofá donde están ella y mi madre sentadas.

—no quiero saber más de vestidos de novias —contesto.

Ella me mira horrorizada.

—pero si él vestido es algo supremamente importante, tenemos que buscarlo lo mas pronto posible. —rebate.

—lo sé —cierro los ojos —pero hoy no quiero medirme un solo vestido más, tampoco quiero regresar mañana a esta tienda, estoy segura que aquí no lo voy a hallar.

Abro los ojos y me pongo de pie antes de que me dé sueño.

—vamonos de aquí, —le digo a mamá —necesito urgentemente descansar.

Efectivamente volví a la mansión, de nada sirvió que Leticia me rogara que fuéramos a otra tienda.

Por nada del mundo quise ir.

Siempre me ha gustado ir de compras y más si se trata de vestidos, pero por una vez en la vida, lo odié.

Me sentí sofocada y agobiada de tanto medirme vestidos.


Día siguiente.

—digale que estoy enferma, —le digo a mamá —no me siento bien.

Acaba de entrar a la habitación para informarme que Leticia ya está aquí para que vayamos a buscar el vestido.

Creo que le diré a Deimond que no nos podemos casar en menos de un mes, es muy poco tiempo para todos los arreglos qué se tienen que realizar.

Mi madre sale de la habitación, yo me vuelvo a acostar y me quedo mirando el techo.

Horas después.

Después de tanto pensar y no hallarle lógica a muchas cosas, me puse a jugar un rato con Elizabeth para desestresarme.

Afortunadamente Leticia se aburrió de esperar y se fue.

Creo que lo más seguro es que va a renunciar, ya que la pobre no va a lograr que todo esté listo en menos de un mes.

Eso es porque yo casi no colaboro.

Después de estar perfectamente arreglada salgo con Elizabeth de la habitación para ir a comer.

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