Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 6
20
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
Y no dejes la enseñanza de tu madre;—hola Fabricio —saluda alegremente.
—¿Que haces aquí? —pregunto.
—vine a ver cómo estabas, —responde —no queremos que vuelvas a cometer otra tontería.
—estoy de maravilla —sonrió ampliamente —así que ya puedes irte.
—de ninguna manera —me hace a un lado y entra al apartamento.
—oye Erick —lo tomo del brazo. —de verdad que tienes que irte.
«Dónde a Elisa le de por salir, estoy acabado».
—¿Por qué debería de hacerlo? —pregunta luego sonríe de manera divertida —dejame adivinar, trajiste una chica.
—¡Nooo! —miento al sentirme descubierto.
—entonces ¿Por qué quieres que me vaya?, ¿Acaso olvidaste que una de las leyes de los J5 es que la amistad va por encima del amor?, además él único que tiene derecho a casarse por ahora es J2, según las leyes del grupo.
Me mandó las manos a la cabeza con angustia mientras sonrió tranquilamente para que Erick no se de cuenta.
Si se llega a enterar que la chica que está aquí es su hermana, lo más seguro es que me mata.
—espera —dice acercándose a mi.
—¿Que?.
—tienes cara de sospechoso, —me mira fijamente —definitivamente tienes una chica aquí escondida.
«Ahora sí que me ha descubierto».
—¿Acaso no te da vergüenza? —pregunta indignado —¿Hasta cuándo perseveraras en tus malos caminos?, ¿Por qué no valoras la presiosa oportunidad que tienes de la salvación?.
Ahora le va a dar por predicar, como sino me bastarán los sermones que da su padre en cada culto.
—otra vez con lo mismo —le digo con aburrimiento—ya pareces un disco rayado, primero era solo Jak y ahora tu también con lo mismo, —hablo bajo para que Elisa no me oiga, ella todavía creé que me voy a arrepentir —¿Cómo te dejaste lavar el cerebro?.
—eres un caso perdido —dice Erick negando con la cabeza.
Luego se dirige hacia mi habitación.
—¿Ha dónde crees que vas? —digo parandome en la puerta.
—a sacar a esa chica que tienes en tu cama —responde.
—¡Que yo no tengo a nadie en la ca...! —dejo de hablar porque Erick me empuja hacia un lado sin tener que hacer mucho esfuerzo y entra a la habitación.
«Ahora si soy un hombre muerto».
Me quedo ahí parado esperando a que Erick se le olvide que es evangélico y me coja a golpes por meterme con su única hermana.
Pero eso nunca pasó.
Erick después de entrar se quedó en silencio, al ver que no dice nada yo también entro y no encuentro rastro de Elisa por ningún lado.
«Lo más seguro es que se escondió dentro del armario».
Suelto un suspiro de alivio.
—que extraño —dice Erick mirando la cama —esto luce como si hubiera estado una mujer, pero no hay rastro de ella.
Comienza a mirar todo su alrededor.
Antes de que se le ocurra revisar el armario, me apuro a sacarlo.