33. UNA EXPLICACIÓN.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Génesis 34
5 Pero oyó Jacob que Siquem había amancillado a Dina su hija; y estando sus hijos con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen.



Inmediatamente siento un escalofrío recorrer mi cuerpo.

«¿Quién podrá ser?».

«Su voz me suena familiar».

Me volteo lentamente para ver y me encuentro con un chico de cabello oscuro el cual me mira con curiosidad.

—sabía que eras tú —confirma mirándome fijamente.

—¿Quién eres? —pregunto.

Él me mira ofendido.

—¿En serio me olvidaste?.

No sé si solo es a mi que me pasa pero cuando dejo de ver una persona por cierto tiempo, tiendo a olvidar su rostro.

Por ejemplo ahora no tengo ni idea quién rayos es este chaval.

Volteo a ver a Duncan de manera disimulada y con la sola mirada le pregunto quien es aquel chico.

Duncan se acerca a mi oído y me susurra.

—es J4.

—¿J4? —repito.

—si, el joven Klen.

«Ah claro como olvidarme de él, es el amigo de Deimond».

Habiendo tantas personas para uno encontrarse ¿Justo tiene que ser uno de sus amigos?.

«Estas cosas solo me pasan a mí».

—creo que te haz equivocado —le digo amablemente.

Él ríe.

—soy de buena memoria, recuerdo perfectamente las novias que ha tenido Deimond y tu fuiste la primera.

Paso la mano por mi cabello suspirando.

—pues me temo que está vez la memoria te jugó una mala pasada —le digo con una sonrisa forzosa.

—okey —dice sacando su teléfono y tecleando en él.

—¿Que vas a hacer? —pregunto alarmada.

—voy a llamar a Deimond para que me saque de dudas, sé que el también es de mala memoria pero estoy más que seguro que a Linda la recuerda perfectamente.

Me aproximó a él e intento quitarle el teléfono, pero él es mucho más rápido y lo guarda.

—oye, oye, oye —dice —¿Que te pasa?.

Me rindo.

—señorita —me llama Duncan —hay muchas miradas sobre usted, no debería llamar la atención.

Es cuando me doy cuenta que muchos nos están mirando.

«Maldición».

—de acuerdo yo soy Linda —le digo a J4.

—lo sabía —sonrié de manera satisfactoria.

—pero por favor no le digas nada a Deimond, no estoy aquí por él. —le ruego.

—no sabes lo mal que la ha pasado todo este tiempo —me dice haciendo cara triste.

Definitivamente todos los hombres están cortados con la misma tijera y se tapan con la misma cobija.

Ahí está J4 justificando a Deimond.

—me imagino lo mal que ha estado —digo en tono de burla.

—es verdad —se apresura a decir.

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