Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 22
15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho;
Mas la vara de la corrección la alejará de él.Día siguiente.
Me siento entre dormida en la cama, miró hacia el reloj de la pared y ya es más de media día, pero aún sigo con sueño.
Ayer me acosté tarde por estar peleando con Duncan, cabe decir que la ganadora de esa pelea fui yo.
Duncan fue terriblemente derrotado por mi.
Siempre es lo mismo, él no se puede defender por cuánto es mi empleado, pero yo si puedo atacarlo por cuánto soy la jefa.
Aún así no estoy satisfecha después de tantos golpes que le dí.
Aclaración, esto no significa que yo sea violenta o que este abusando de él, de ninguna manera, solo le estoy dando una pequeña lección para que se porte bien.
Lo que pasa es que a él a veces se le olvida que la que manda soy yo.
Así que como siento que todavía le falta tener más castigo, decido llamar a Mibsan.
El teléfono timbra y a la tercer timbrada contesta Mibsan.
—vaya, vaya, vaya —dice —pero si es mi hermana favorita, por fin se digna a llamar, se acordó de que tenía un hermano gemelo que cumple todos sus deseos.
—hola manito —saludo —¿Como estás?.
De repente comienzo a oír una balacera en la llamada.
Me asusto.
—¡Mibsan!.
—estoy bien, estoy bien —responde tranquilamente, aunque los disparos suenan más fuertes que su voz.
—¿Estás en un enfrentamiento? —pregunto.
—noooo —responde con ironía —estoy viendo una película de acción.
Comienzo a oír como corre mientras carga su arma.
«Definitivamente si está en un enfrentamiento».
—supongo que si me llamaste es porque necesitas algo, —habla un poco agitado —así que dilo pronto que estoy ocupado.
—no deberías de exponer tu vida de esa manera —le digo enfadada.
—no te preocupes, solo salí para ejercitarme un poco.
Nuevamente se oyen más disparos.
—dime de una vez que es lo que quieres Furia —me llama por mi apodo.
—quiero que no le pagues más a Duncan durante todo este año. —le digo.
Si hay algo sagrado para un empleado, es su salario, así que voy a dejar a Duncan sin ello como castigo.
Mibsan se comienza a reír mientras dispara.
—¿Que es tan gracioso? —pregunto.
—lo gracioso es que yo hace tiempo que dejé de pagarle, pero aún así el idiota sigue como un perro faldero detrás de ti, la única forma de alejarlo sería matarlo, solo estoy esperando a que te aburras para encargarme de él. —responde.
Eso sí que me toma por sorpresa, no me lo esperaba.
No pensé que alguien trabajará gratis.
—entonces si tú no le estás pagando ¿De donde saca para sus gastos?, incluso tiene para estrenar auto blindado.
Mibsan vuelve a reír.
—por ratos tiendes a parecerte mucho a Inocencia —me dice.
—¿Por qué? —pregunto.