Santa Biblia Reina Valera 1960 - 2 Samuel 20
9 Entonces Joab dijo a Amasa: ¿Te va bien, hermano mío? Y tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, para besarlo.
10 Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe.
Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri.—¡Atrévete a tocar a Linda y te mato!. —le dice con rabia.
«Oh por Dios».
«No me venga con el cuento de que está celoso».
—¡Suéltalo! —le ordenó. —¿Acaso solo tu tienes derecho a divertirte con la rubia? —le reclamo.
Deimond lo suelta y se dirige a mi.
—Linda —me dice más calmado —no sé que diablos te halla dicho Jason, pero quiero que sepas que yo y esa rubia no tenemos nada que ver.
Lo miro con impaciencia.
—¿Sabes que? —hablo molesta —me vale lo que tengas con esa rubia, no soy nadie para pedirte explicaciones.
—para mi si lo eres —contesta mirándome de manera única —eres la mujer más preciada que tengo en la vida y no quiero perderte.
Sus palabras se ven tan sinceras que por poco quiero creerle.
Jason carraspea su garganta haciendo que desvíe mi atención de Deimond.
—¿Vamos? —me pregunta.
Yo asiento.
—Linda, por favor —me dice Deimond con mirada suplicante.
Suspiro.
—¡Déjame en paz! —le digo exasperada —mejor vete con tu rubia ¿Si?.
—¡No! —responde —no iré con ella porque la que realmente me importa eres tú.
—ajá, si —le contesto —y yo nací ayer, para creer todas tus payasadas.
—Linda no son payasadas —dice serio.
—como quieras —le digo —no pienso perder mi valioso tiempo contigo.
Paso por su lado y me voy con Jason hacia donde está la piscina.
Está hacienda es de lo mejor, incluso tiene una gran piscina para echar baño.
Apenas entramos me encuentro con la señora Morgan la cual está sentada en una cómoda silla mientras que el señor Morgan le aplica protector solar.
«Son una pareja excepcional».
—¡Hola querida! —me saluda poniéndose de pie y dándome un beso en la mejilla —al fin te dignas a salir de tu encierro.
Sonrio ante su comentario.
—buenos días señora Morgan —saludo.
—dejate de formalidades —me dice riendo —solo llámame por mi nombre.
Asiento con la cabeza y me voy a sentar en una silla.
Aquí entre nos, no tengo ni idea de cómo es el nombre de ella.
—¿Quieres que te ayude a aplicar el protector solar? —me pregunta Jason.
—uumm...
—¡¡Holaaaa a todos!! —entra Fabricio captando la atención de todos —¡¡Llegue yo!!.
«Sino lo dice no nos damos cuenta».
Viene sin camisa, con una pantaloneta de colores vivos y unas gafas de sol.