57. ES MI SOBRINA.

23 5 22
                                    

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Ezequiel 34
2 Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?

3 Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas.

4 No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.

5 Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.

6 Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.

7 Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová:

8 Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;

9 por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová.

10 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida.



Por un momento pensé que iba a correr para donde su mamá y haría un show en plena predicación, pero afortunadamente se fue en dirección para el parqueadero.

—¿Que pasó? —pregunta la maestra saliendo del salón asustada.

—nada —me encogí de hombros —es solo que le estaba dando un pequeño consejo, se enojo y salió gritando.

—eso es raro —dice la maestra pensativa —ella no es así, es una de mis mejores alumnas.

No le respondo nada simplemente le doy una sonrisa de boca cerrada.

—ire a hablar con ella —me dice.

—¡No!, —me apresuró a decir —no es necesario, lo haré yo.

Antes de que la maestra diga algo más, me voy en busca de esa niña.

A medida que me acerco al parqueadero, siento mi conciencia protestar dentro de mi.

«¿Que le hiciste?».

«Ella solo es una niña».

«¿Por qué le dijiste que era una carga?».

Me siento fatal, pero creo que ya es tarde para arrepentirme, además es la verdad lo que le dije.

Ella es una carga aunque Linda no lo vea así, pero es así.

Yo solo le estoy dando una mano a Linda, todo esto es por su bien.

Tomo aire y me meto en el parqueadero.

Hay tantos vehículos que no logro a verla por ningún lado.

«Seguramente se encerró en el auto de su madre».

Descarto la idea ya que no creo que Linda le haya dejado llaves.

Busco por en medio de los autos pero no hay rastro de ella por ningún lado.

Eso solo quiere decir que posiblemente no entro al parqueadero sino que se fue.

Mis alarmas se encienden al ver está situación.

TE ENCONTRÉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora