Despues del pantano

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Ginebra tiene enfrente al monstruo del pantano de Nil, su corazón late con fuerza, es una
criatura con una belleza irracional, el protagonista de las antiguas leyendas yace ante sus
ojos.
—¿Cómo es que sigues de pie?
—No entiendo...
—Todos los humanos que han visto mis ojos cayeron petrificados ante mis pies, pero tú
estas aquí como si nada.
—Talvez perdiste tus poderes con el paso de los años. —dice Ginebra temblorosa.
—Jajaja, no lo creo, no obstante... tú eres un platillo muy raro de degustar
Alejandro comienza a caminar alrededor de Ginebra, provocando que esta se ponga aún
más nerviosa.
—¿Qué te hizo venir hasta aquí? ¿A qué se debe tu obsesión de querer ser devorada por
mí? ¿Será por las leyendas de antaño? O talvez....
Con un nudo en la garganta y con el corazón hecho pedazos, Ginebra le contesta.
—Mi prometido me fue infiel con mi hermana, ella está esperando un hijo suyo, se suponía
que mañana seria nuestra boda y no puedo seguir viviendo así.
—Qué tragedia, pobre humana desdichada, ¿Entonces tú pagaras por su pecado?
—¿De qué lado prefieres comenzar a morder?
Ginebra se acomoda el cabello, dejando al descubierto la suave piel de su cuello y con los
ojos cerrados espera temerosa la primera mordida, pero es sorprendida con un beso.
—¿Qué pasa? ¿Mi sangre no es de tu agrado?
—Voy a alimentarme de ti, pero no hoy, será cuando yo lo diga.
— ¿y si no regreso?
—Lo harás, a partir de ahora serás mía.
—¿Qué?
—Haré un pacto contigo, así pasaras a ser de mi propiedad.
—¿Un pacto? — Pregunta ginebra confundida.
—Acércate.

El hermoso vampiro toma a Ginebra de la cintura y con la otra mano sujeta su cabeza
mordiéndole el cuello, comenzando así a beber su sangre.
—ah... basta, Duele.
—Eres exquisita, me temo que no podre parar.
—Detente por favor...
—Eres lo mejor que he comido en años, ahora podree saber en dónde te encuentras, me
bastara con el olor de tu sangre para encontrarte.
—¿Esto es un sueño?
Ginebra comienza a perder el conocimiento en los brazos de aquel vampiro.
—Te aseguro que no lo es.
Como si de una pesadilla se tratara, Ginebra despierta al día siguiente en su habitación.
—¿Qué fue lo que pasó?, me siento tan cansada, ¿habrá sido solo un sueño? Pero... se
sintió tan real...
Sus pies temblorosos la llevan frente al espejo y revisa su cuello, tiene dos marcas en la
piel, haciéndola caer de vuelta a su cruda realidad.
—No fue un sueño, el monstro de Nil es real...Eso significa que también lo otro lo fue,
quisiera morirme, ¿Por qué no amanecí muerta?
Ginebra comienza a llorar desconsoladamente, su padre ha escuchado los sollozos y entra
corriendo a la habitación
—¿Hija? ¡Ginebra!
—Padre... —Ella lo mira con dolor.
Víctor se pone de rodillas frente a su hija y la abraza.
—Mi niña, como lo siento, no sabía que la sinvergüenza de Victoria y el imbécil de David
te estaban engañando, no merecen tus lagrimas mi vida.
—Jamás voy a recuperarme papá...
—No digas eso hija, vamos a salir a delante.
Ginebra tiene la mirada perdida y en un intento de consolarla, su padre le acaricia el
cabello, provocando que se le descubra el cuello.
—¿Qué te pasoo en el cuello mi amor?
—No es nada papá déjame sola por favor.
—No me pidas eso, déjame estar aquí para abrazarte.

—Lo único que quiero es desaparecer, solo déjame aquí.
Verónica ha escuchado la voz de Ginebra y sube rápidamente las escaleras.
—¿Ginebra?
—Madre...
—¿Ya estas feliz?,
— ¡Después del escándalo que hiciste ayer lo mínimo que puedes hacer es disculparte con
nosotros!
—¿Qué?
Verónica jalonea a Ginebra y la obliga a ponerse de pie.
—Quiero que pongas una cara feliz y la mejor actitud al apoyar a tu hermana ¿entendiste?
—¿Qué estás diciendo mamá?
—Esta noche vendrá David a la casa y se hará responsable de Victoria y su hijo, pedirá
nuestra aprobación para casarse con ella.
—No es verdad... Ginebra se sostiene en la pared, la noticia le ha caído como un balde de
agua fría.
—Mañana se casarán David y tu hermana, ¡están esperando un bebe! ¿es mucho pedir que
los apoyes?
En lugar de tu boda, se hará una celebración en honor a David y Victoria, espero que no
seas tan egoísta y te presentes como una buena hermana.
Ginebra está en shock, su estómago se revuelve después de escuchar las palabras
insensibles de su madre.
—No puedo creerlo, Una carcajada escapa de la garganta de Ginebra. —¿hablas enserio?
me traicionaron mamá, ¿y aun así esperas que me ponga un maldito vestido y sonría como
una idiota en la boda de esos desgraciados? ¿es enserio papá? ¿Qué clase de monstruos son
ustedes?
Víctor con la voz entre cortada intenta justificar las palabras de su esposa.
—Tu hermana será la comidilla del pueblo si no se casa con el padre de su hijo.
—Fuera de mi habitación...
—¡No nos hables así malcriada! le grita su madre llena de rabia.
—¡Largo de aquí les dije!
—Hija yo...

—¡Déjenme en paz!
Ginebra cierra la puerta y llora amargamente, invadida por una terrible ansiedad la cual la
tiene en el suelo.
—¿Cómo pueden pedirme algo así? son mis padres, ¿pretenden que me olvide de todo y
sonría el día que se supone seria mi boda y no la de ellos? ¿lo que yo siento no importa?
¿Por qué no me mató ese vampiro? Me habría ahorrado este dolor y esta humillación,
Cansada de llorar y con el corazón lleno de odio, Ginebra se pone de pie y se limpia las
lágrimas del rostro.
—Nadie volverá a burlarse así de mí, lo juro...

El amante del pantano de Nil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora