Quiero quedarme a tu lado

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El rostro de Beatriz y Lía están horrorizados al ver el cuerpo destrozado de Aaron, se sigue quemando y está sufriendo terriblemente.

—¡Aaron! ¡Dios mío! ¿Qué fue lo que te hicieron? —Beatriz se acerca delicadamente a su amigo, su belleza esta irreconocible.

—Ah... ah...—Aaron se esfuerza en hablar, pero no tiene fuerzas.

—¡No te esfuerces! —insiste la bruja preocupada.

—Mamá... ¿Va a morir? —pregunta Lía horrorizada.

—¿Qué es lo que le han hecho? ¿Quién lo torturó de esta forma? ¿Acaso fue Alejandro? No, ¿Por qué le haría algo así? el me ayudó a derrotar a Lilith, quizá si la llamo, ella pueda decirme que le pasa... parece que lo hubieran expuesto al sol, pero hace días
que el cielo está nublado y no deja de llover, esto es algo más... —se dice Beatriz en sus adentros.

—¡Lilith, tu ama te necesita! —Grita Beatriz desesperada.

De pronto un humo negro sale de la tierra y una gran luz se apodera del lugar y entre lamentos perturbadores aparece aquel demonio en su forma humana.

—Mi señora. —La forma humana de Lilith era extraordinaria, tenía un hermoso cabello negro y largo y una piel pálida como la nieve, sus ojos eran rojos y lucía un vestido blanco y ligero con los pies descalzos, parecía un ángel.

—¿Qué es lo que quema el cuerpo de este vampiro? ¿Tienes idea si alguien le lanzó un hechizo? ¿O si tiene alguna maldición? —pregunta Beatriz con seriedad y preocupación.

Lilith se acerca a Aaron y da vueltas alrededor de él para luego olfatearlo.

—Hace un siglo escuche que el rey de los vampiros había creado un líquido semejante al agua bendita, es una maldición que solo afecta a los vampiros desertores, a aquellos traidores que intentaban dañar al señor de todo, afecta a todo inmortal menos al rey, pero es interesante mi señora.

—¿A qué te refieres?

—Este líquido maldito solo daña a los traidores, a los de malas intenciones, pero él, aunque mal herido, sigue con vida, quiere decir que es inocente, no es un traidor, por lo tanto, hay posibilidades de que sobreviva si le aplican un exorcismo.

—¿Un exorcismo? —pregunta la bruja angustiada.—Eso es... peligroso... eso podría terminar de matarlo, está muy débil.

—¡Tú puedes hacerlo mamá! Yo creo en ti, además, si no lo haces morirá. — Expresa Lía con seriedad.

—Lo sé, esta es la única opción, voy hacerlo, háganse a un lado. —exclama Beatriz decidida.

Beatriz invoca un hechizo de silencio sobre su casa, para que nadie pueda escuchar los gritos de Aaron en la purificación y dibuja un círculo grande encerrando a Aaron en él, después de pronunciar aquellas palabras misteriosas, el circulo brilla como un gran aro de fuego y una llama azul comienza a arder en Aaron, el cual se retuerce salvajemente.

—Lo siento amigo... esta es la única opción, resiste un poco más y este infierno terminará.

Después de un rato lleno de agonía y sufrimiento, finalmente el exorcismo ha terminado, hay un gran silencio dentro de la casa, Aaron no se mueve y Beatriz corre hacia él poniéndolo sobre su regazo.

—¡Aaron! ¿Me escuchas? ¡soy Beatriz! ¿Puedes oírme? —la bruja lo mueve, pero el vampiro no da respuesta alguna.

—¿Esta muerto? —pregunta Lía preocupada.

—Mi señora, tal vez si huele su sangre reaccione un poco, no hay elixir ni frenesí más grande que el que provoca la sangre en un vampiro.

—Tienes razón, ¡cierra los ojos Lía!

—¿Qué?

Lilith le tapa los ojos a la aprendiz de bruja mientras que Beatriz se corta el brazo con su daga, dejando correr la sangre con libertad.

—Por favor reacciona... no puedo perder a un amigo. —murmura Beatriz angustiada.

De pronto, como si el olor de la sangre penetrara más allá del olfato de Aaron, este lo envuelve mágicamente sacándolo de las penumbras de la inconciencia, despertándolo con desesperación, hambriento y completamente seducido por el aroma de la mujer que ama.

—¡Aaron!

En eso, Aaron comienza a lamer el brazo de Beatriz hasta que este deja de sangrar y lentamente sube hasta su cuello para aprenderse de ella besándole el punto más tierno para después morderla y alimentarse de ella.

—¡Ay! me duele... para por favor... te estas sobre pasando... —Aaron bajó hasta su pecho para morderla justo en el lado izquierdo.

—Qué asco. —exclama Lilith mientras lo mira fijamente, por otro lado, Lía se esfuerza
por zafarse de las manos del demonio quien no la deja ver.

Aaron reacciona y abre los ojos al escuchar la voz de Beatriz quien le suplica que la deje en paz y este la mira fijamente mientras se limpia los labios, la mira lleno de alegría al saber que está bien.

—Me salvaste. —exclama Aaron cautivado por la bruja.

—¿Puedes hablar? —pregunta Beatriz emocionada he impresionada al mismo tiempo.

La sorpresa de Beatriz al escuchar su voz por primera vez la tiene en shock y Aaron lleno de gratitud se abalanza contra Beatriz y la vuelve a besar dejándola petrificada.

—¿Qué? —Lilith desvía la mirada hacia la puerta la cual está entre abierta, un olor familiar le llamo la atención. —Ese aroma es...

Una bolsa de pan con ajo y queso yace tirada al pie de la puerta del local de Beatriz, Lilith se asoma por la ventana y ve las espaldas de aquel mayordomo quien ha decidido regresar por donde vino al ver a la bruja y al vampiro besarse.

—Creo que llegue tarde. —susurra Leonardo mientras se aleja.

Por otro lado, en la oscuridad húmeda de aquel sótano, Fernando yace afilando un hacha, las chispas asesinas de un afilado perfecto dibujan la sonrisa de un desalmado.

—Esta noche se termina tu paz.

El amante del pantano de Nil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora