Justicia

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Los gritos de una multitud enardecida se apoderan de las calles, el pueblo está furioso, la
muerte de Bardos Landez los ha desconcertado y saber que su asesina es su propia nuera los
ha indignado aún más, ya que Bardos, era un hombre respetado y de mucha influencia en
Valle de cobre.
—¿Qué está sucediendo? ¿A qué viene todo ese alboroto? —Pregunta Víctor, preocupado
pues el túmulo es exagerado —Victoria... — susurra mientras se llena de angustia.
La gente está vuelta loca tanto así que es difícil pasar, pues todos se amontonan y se dirigen
a la puerta trasera del juzgado, el corazón de Víctor se estremece, sabe que el bullicio es por Victoria, la muchedumbre está imparable si no se llevan a su hija de ahí, las cosas terminarán en una tragedia. Beatriz, por su parte está preocupada, el aura de aquel gentío esta teñida de venganza y su deseo de justicia no cesará hasta que Victoria deje este mundo.
—Por favor cuida a Ginebra —Víctor se escabulle y corre con todas sus fuerzas, Victoria
será una asesina, pero es su hija y no puede permitir que la maten de esa manera.
—¡Señor Borgues! —Beatriz corre tras Víctor, pero la muchedumbre hace que lo pierda de
vista.
Por otro lado, Fernando y Ginebra se encuentran cerca de una celda de seguridad, al ver la
euforia con la que se mueve la gente, Fernando ha decidido poner a Ginebra ahí para
protegerla de la multitud furiosa y antes de meterla, toma su mano pues ve que está en
shock, la parentela no deja de gritar palabras ofensivas hacia el apellido Borgues.
—No tengas miedo, no dejaré que te lastimen — le dice Fernando a Ginebra mientras intenta darle seguridad.
—Tengo que irme, están apunto de tirar las rejas, van tras Victoria... —expone Ginebra
con la voz entrecortada.
—Aquí dentro estarás a salvo, mi padre ya mandó reforzar la seguridad, tu hermana llegará
a su destino, mientras tanto seguiremos calmando a la gente y no dejaremos que los lastimen.
—No te metas en esto, puedes salir herido por nuestra culpa —Ginebra suelta a Fernando y
se va, pero él la detiene.
—¡Déjame ayudarte! —Exclama Fernando decidido.
—¡Suéltame! Mira a tu alrededor... soy hermana de una asesina, hija de una fugitiva, mi apellido es una vergüenza, el pueblo quiere la cabeza de Victoria y conociendo a mi padre debe estar desesperado por ayudarla, ¡tengo que impedir que haga una locura! Si algo le pasa yo... —Ginebra es interrumpida por el abrazo inesperado de Fernando, quien se aferra
a ella con fuerza.

—Somos amigos... los amigos se protegen. —dice Fernando con ternura.
—Lo sé, por eso no voy a arriesgarte.
Ginebra empuja a Fernando a la celda y lo encierra.
—¡Ginebra espera! —grita Fernando sacudiendo la reja mientras ve a Ginebra partir, los ojos del héroe se abren de par en par al ver que el gentío ha logrado traspasar las puertas de seguridad.

—¡Ginebra!
Los policías comienzan a detener a la gente, pero no se dan abasto, pues muchos se han
infiltrado, van por la cabeza de Victoria Borgues. Ginebra por su parte se dirige adonde se
encuentra su hermana.
<<Losiento Fernando... no me perdonaría si algo malo te sucede. >>
Victoria se encuentra escondida en el maletero del carruaje, los guardias han optado por
ocultarla por temor al enojo del pueblo y han mandado dos carruajes más para despistar a la gente,
han llevado a Victoria por un camino diferente para evitar una tragedia, está asustada, jamás
imaginó que estaría en una situación similar y se llena de ansiedad mientras piensa en sus
adentros.
<< ¿Qué diablos esta pasando? Esto no debería ser así... ¡maldición! Debo escapar a como
dé lugar. —Victoria saca un pasador de su boca y comienza a intentar abrir las esposas con
desesperación.
—Ábranse estúpidas... —después de varios intentos por fin logra abrir las esposas. —¡Sí!
—exclama aliviada.
Decidida a escapar comienza a patear el maletero, su plan es distraer a los policías y hacer
que se detengan, pero esto se viene abajo al escuchar a una horda de gente gritar furiosos,
exigen que les entreguen su cabeza. El carruaje que iba de cebo fue volcado y quemado por la
gente quien enfureció más al ver que los habían engañado y los guardias por temor a ser
linchados dieron la ubicación exacta de Victoria.
—¡Ah! ¿Qué es esto? —Víctor se llena de temor al ver a la multitud quemar aquel carruaje ya y a
los policías golpeados por los pueblerinos —¡Esto se está saliendo de control! —Víctor se escabulle entre la gente lleva una capa negra para no ser reconocido, teme que al ser el padre de Victoria lo maten o le impidan intervenir.
La agitación se ha vuelto más fuerte y de entre todo el alboroto resalta una voz que
enronquece asonada.
—¡Aquí está la asesina!
El oscuro maletero es alumbrado bruscamente por una luz secante, han encontrado a
Victoria y una mano la saca de ahí con violencia.

El amante del pantano de Nil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora