125. Stucifer

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La calma del observatorio era algo que siempre buscaba, cuando debía hacer alguna tarea siempre intentaba acabar pronto y encerrarse ahí hasta que lo volvieran a necesitar. ¿Qué había ahí que lo llamaba tanto? No podría decirlo, quizás fuera que nunca había nadie, o que desde ahí la humanidad parecía un poco menos mala. Pero lo cierto era que Mieczyslaw siempre podía ser encontrado sentado en el banco con la mirada perdida en la ciudad. Por ese mismo motivo no se dio cuenta de que alguien había entrado, alguien con un auto realmente fuerte.

- Hijo.- Murmuró la voz del hombre, el chico se giró sorprendido, era raro ver al padre de todo acercarse a ellos, sobre todo teniendo en cuenta que tenía a sus recaderos Miguel y Raphael.

- Padre.- Murmuró impresionado, dando una suave referencia mientras estiraba sus alas. Mostrándose totalmente sumiso ante esa presencia.

- Necesito que bajes y ayudes a un humano.- Mieczyslaw se enderezó mirando asustado al hombre de barba blanca. Nunca había salido del cielo, como ángel raso, simplemente se encargaba de organizar almas y rellenar papeleo.

- Pero...

- Nada de peros, hay un humano que necesita ayuda para no dejarse engatusar por un siervo de satán.- Dijo con desprecio, Mieczyslaw volvió abrir la boca para hablar, pero no pudo gesticular nada.- Deprisa, te están esperando en el portal.- Urgió este, el ángel caminó a pasos rápidos hasta la sala dónde una puerta brillante esperaba que alguien la cruzara.

Los otros dos ángeles lo miraron extrañados, pero simplemente esperaron que pasara para cerrar la puerta. Mieczyslaw apareció en una habitación, suponía que parte de una casa, se acercó a una de las puertas de esa habitación viendo mucha ropa, así que pasó la mano por las prendas, decidido a cambiar su túnica blanca por algo más mundano. Frunció el ceño al ver que ninguna prenda tenía las aperturas para sus alas, se giró contrariado, sin saber cómo ocultarlas, pero se sorprendió al no verlas. Se quitó con rapidez la túnica, sin importar que quedará totalmente desnudo en un lugar desconocido y se puso de espaldas en el espejo y miró por encima de su hombro, en su espalda había dos marcas en forma de V que suponía que ocultaban sus alas. Rozó la punta de una de esas cicatrices con el dedo y reprimir el escalofrío que lo azotó.

- Bueno, por lo menos no serán un problema con el que lidiar.- Dijo en voz alta mientras caminaba hasta el armario y se vistió con la ropa que más creía que encajaría. Unos jeans y una camiseta blanca con una camisa encima de cuadros. A la hora de decidir zapatos estuvo mucho tiempo mirándolos y probándolos, optando por aquellos que se sienten más cómodos.

Cuando salió de la habitación recorrió el pasillo hasta una escalera y bajó, el salón y la cocina únicamente se separaban por una isla, y encima de este había un sobre con su nombre, junto a un teléfono y unas llaves. Se guardó lo demás en los bolsillos de los pantalones y abrió la carta. En esta se le especificaba quién era para los mundanos, a quien debía buscar y en qué sitios lo encontraría. Así que con su coartada clara salió dirección al Instituto de Beacon Hills.

No sabía que criatura del infierno estaría tentando a ese pobre mundano, pero si lo hubiera enviado a él, muy peligroso no sería. Al salir por la puerta se encontró de cara con un todoterreno azul, frunció el ceño y lo acarició mientras lo rodeaba, su tacto era frío y un poco rugoso, sacó las llaves y encontró la que coincidiría con la cerradura de esa máquina. Entró y arrancó el coche, no sabía cómo se conducía, pero si padre se lo hubiera dejado ahí no sería muy difícil.

Le costó, pero llegó al instituto cuando la sirena de final de clase sonaba. Bajó y se apoyó en el coche, intentando buscar al chico. No debía ser difícil, alto, pelo rizado, pálido y ojos azules. No podía haber muchos con esa descripción. Y como si padre estuviera pendiente de él, un rayo de luz lo iluminó en el momento en que salió por la puerta. Stiles se acercó a él, con una sonrisa, que se borró levemente al ver como un chico empujaba al de rizos, este bajó la mirada y recogió la mochila que había caído.

One-Shots 2 (Teen Wolf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora