•Blooming Flowers, Silent Sorrow• Traducido al español.

•Capítulo 101•

Xiao Bao esperaba inconscientemente ver antes a Huai En. Por alguna razón, aunque Que Siming dijo que Huai En estaba bien, siempre tuvo una fuerte sensación de inquietud en su corazón. Se sentía ansioso cada vez que no veía a Huai En.

Esta ansiedad demostró que su premonición era correcta cuando vio a Huai En.

Cuando Huai En llegó de nuevo a la residencia Su, Su Yin estaba todavía en el camino. Que Siming parecía haberlo sabido de antemano y ya estaba sentado en la silla del gran maestro en la habitación de Xiao Bao, disfrutando tranquilamente de su té.

La cara de Huai En estaba tan pálida como el papel, y aunque no había heridas visibles en su cuerpo, parecía tan demacrado como si pudiera derrumbarse en cualquier momento.

Xiao Bao se dio cuenta de que tenía el brazo izquierdo atado al costado con una cuerda y no pudo evitar una gran sorpresa.

Huai En miró a Que Siming inexpresivamente, luego giró la cabeza y sonrió ligeramente a Xiao Bao. — He vuelto.

Xiao Bao se contuvo pero no pudo evitarlo, señalándose el brazo y preguntando: — ¿Qué le ha pasado a tu brazo?

La expresión de Huai En se ensombreció. —Probablemente... ahora es inútil.

Xiao Bao se precipitó hacia delante con un paso rápido. — ¿Inútil? ¿Qué quieres decir con inútil? ¿Qué quieres decir con probablemente?

La expresión de Huai En se iluminó un poco, y sus mejillas incluso se pusieron rojas. — Xiao Bao, ¿estás muy preocupado por mí?

Xiao Bao se quedó atónito, frunció los labios, giró la cabeza y tiró del brazo de Huai En.

Huai En gritó de dolor, y una fina capa de sudor brotó de su cara.

A Xiao Bao se le apretó el corazón y le subió lentamente la manga. Cuando vio el brazo de Huai En, que era tan blanco como el jade, mostrando ahora un aterrador negro carbonizado, su corazón se sintió como si hubiera sido fuertemente martillado, y no pudo recuperar el aliento durante mucho tiempo.

Que Siming, que había estado observándoles en silencio, se levantó y se acercó a los dos, con una sonrisa en la comisura de los labios, mirando el brazo de Huai En.

El cuerpo de Xiao Bao tembló incontrolablemente, miró sin comprender a Huai En, luego a Que Siming, y finalmente se quedó mirando el brazo carbonizado e hinchado que no parecía humano, tocándolo con cuidado.

Huai En gritó: — No toques...— pero ya era demasiado tarde. En cuanto la mano de Xiaobao tocó la piel, ésta se retrajo inmediatamente, como si tocara llamas, espantosamente caliente.

— ¿Qué... qué está pasando? ¿Qué te ha pasado?

Huai En se miró el brazo en silencio, con la frente llena de fino sudor, y respondió: — He sido envenenado por la Flor del Demonio Rojo.

Que Siming se rió: — Siempre hay un desliz en cien secretos. ¿Pudiste usar tan buenas tácticas para obtener la Flor del Demonio Rojo de miles de personas y retirarte con todo tu cuerpo, y sin embargo no sabías que la Gran Llama de Li no puede tocarse directamente con las manos?

Huai En, en respuesta a su burla, sólo dio una mirada fría, se quitó la mochila de la espalda con una mano, y la arrojó a los pies de Que Siming. — El último ya está en camino, deberías empezar a prepararte.

Que Siming dijo: — ¿Oh? ¿Tan pronto? Durante más de medio año, el mundo marcial se ha vuelto loco buscando la Flor del Demonio Rojo. La leyenda dice que quien la obtenga puede cambiarla por cualquier cosa que desee. Incluso un peso igual en oro no es tan valioso como esta flor. Bajo tales circunstancias, fuiste capaz de encontrar otra. Supongo que sólo una potencia que domina el mundo podría hacerlo. Me pregunto qué cambiaste por ella. Pero lo único de valor en ti debe ser la información sobre esa persona, ¿no?