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Era un viernes por la tarde, y como de costumbre, Young Miko y Feli habían planeado pasar el día juntas. Se habían vuelto inseparables desde que comenzaron a salir, disfrutando de cada momento compartido. Ese día, Feli tenía una idea en mente, algo que no había hecho antes, pero que prometía ser entretenido para ella: quería hacerle una pequeña broma a Miko, algo que la sacara de su zona de confort.
—Hoy quiero que salgamos a un lugar diferente —sugirió Feli mientras se ponía su chaqueta frente al espejo.
—¿A dónde quieres ir? —preguntó Miko con una sonrisa, lista para lo que fuera mientras estuviera con ella.
—Te lo diré cuando lleguemos, pero te va a gustar —respondió Feli con un brillo travieso en los ojos que Miko no pudo evitar notar. Aunque no pensó mucho en ello en ese momento, esa chispa de malicia en Feli debía haberle dado una pista.
Después de un corto viaje, llegaron a un pequeño café que tenía una atmósfera íntima, con luces tenues y un ambiente acogedor. Al principio, todo parecía normal. Ordenaron unos cafés y comenzaron a platicar, riéndose de anécdotas pasadas y haciendo planes para el futuro. El ambiente entre ellas era relajado y natural. Pero entonces, justo en el momento en que Feli estaba a punto de implementar su broma, apareció Mariana, la mejor amiga de Miko, como si el destino le hubiera dado a Feli el escenario perfecto.
—¡Ey, chicas! —exclamó Mariana, acercándose a la mesa con una sonrisa. Miko se levantó rápidamente para abrazar a su amiga, emocionada de verla, pero notó que Feli estaba mirando a Mariana de una manera que jamás había visto antes. Era una mirada de interés exagerado, algo que no podía ser casual.
Feli se levantó y, antes de que Miko pudiera reaccionar, envolvió a Mariana en un abrazo sorprendentemente cálido.
—¡Mariana, qué gusto verte! —dijo Feli, fingiendo una emoción que Miko solo le había visto con ella.
Miko frunció el ceño, observando la escena con desconcierto. Feli y Mariana nunca habían sido tan cercanas, al menos no de esa forma. Miko se cruzó de brazos mientras las observaba seguir abrazadas un poco más de lo normal. Mariana, un poco confundida, miró a Miko en busca de una explicación, pero decidió seguir el juego.
—Veo que tú y Feli están más cercanas de lo que pensaba —comentó Miko en tono juguetón, aunque una pequeña chispa de duda comenzaba a formarse dentro de ella.
Feli, sin soltar a Mariana, respondió:
—Claro, es que a veces no hace falta decir mucho para conectar, ¿verdad, Mariana?
Mariana soltó una pequeña risa nerviosa y asintió, aún sin entender del todo qué estaba pasando.
Se sentaron las tres en la mesa, pero a medida que la conversación avanzaba, Feli se dedicaba exclusivamente a Mariana, ignorando a Miko casi por completo. Cada vez que Miko intentaba meter algún comentario, Feli lo desviaba hacia Mariana. Y lo peor fue cuando Feli soltó una frase que hizo que la incomodidad de Miko se convirtiera en una bola de celos.
—Sabes, Mariana, siempre he pensado que tienes una vibra súper atractiva. Me sorprende que Vicky no te lo haya dicho antes —dijo Feli mientras le lanzaba una sonrisa coqueta.
El rostro de Miko cambió al instante. Esa sonrisa y ese tono eran exclusivos para ella, ¿qué estaba pasando? Se removió en su asiento, incómoda, sintiendo cómo los celos comenzaban a burbujear. No sabía si lo que Feli decía era en serio o si simplemente estaba jugando, pero sus emociones empezaban a salirse de control.
Mariana, viendo el malentendido que se estaba creando, trató de intervenir.
—Bueno, yo... siempre he pensado que somos buenos amigos —respondió Mariana, visiblemente incómoda, tratando de calmar las aguas.
Pero Feli no dejó que eso la detuviera.
—¿Amigos? Creo que podríamos ser algo más si te lo propusieras, ¿no crees? —dijo Feli, mientras jugaba con su cabello y miraba a Mariana con esa chispa juguetona.
Miko no pudo más. Se inclinó hacia la mesa, miró fijamente a Feli y soltó en tono serio:
—¿Feli, qué es lo que estás haciendo?
Feli la miró, y por un segundo, pareció dudar. Sabía que Miko era protectora con las personas que quería, y jugar con sus emociones era un riesgo. Pero la expresión de Miko entre desconcierto y frustración era justo lo que Feli esperaba.
—¿Yo? Solo estoy teniendo una conversación agradable con Mariana —respondió Feli, intentando mantener la compostura, aunque una sonrisa empezaba a escapársele.
—Una "conversación agradable" no es lo que yo llamaría coquetear con la mejor amiga de tu novia —dijo Miko, su tono mezclando sorpresa y enojo.
Mariana, viendo que la situación se estaba saliendo de control, intervino.
—Chicas, creo que esto ya está yendo demasiado lejos —dijo Mariana, levantando las manos en señal de paz.
Feli finalmente no pudo contener la risa. Se recostó hacia atrás en su silla y soltó una carcajada que resonó en el café. Miko la miró, completamente confundida y un poco molesta.
—Ay, Amor, ¡relájate! —dijo Feli entre risas—. Era una broma. Solo quería ver cómo reaccionabas si te ponía un poquito celosa.
Miko la miró, entrecerrando los ojos. Todo había sido un juego, y aunque una parte de ella quería estar molesta, la otra parte se sintió aliviada de que todo fuera solo una travesura de Feli.
—¿Así que todo esto fue una broma? —preguntó Miko, tratando de reprimir una sonrisa.
Feli asintió, aún riendo.
—Sí, pero no esperaba que te lo tomaras tan en serio. ¡Eres adorable cuando te pones celosa!
Miko, incapaz de mantenerse seria por más tiempo, comenzó a reír también. Se acercó a Feli y le dio un suave golpe en el brazo.
—Eres terrible,Baby. No vuelvas a hacerme eso —dijo Miko, fingiendo estar ofendida.
Feli se inclinó y le dio un beso en la mejilla.
—Prometo no volver a hacerlo... al menos no tan pronto —dijo con una sonrisa traviesa.
Mariana, quien había estado observando toda la escena, se unió a las risas.
—Bueno, al menos fue entretenido ver cómo te ponías así, Vicky. Pero, por favor, la próxima vez avísenme si me van a incluir en sus juegos.
Las tres chicas se rieron juntas, y Miko, aunque aún sentía un ligero toque de celos, sabía que todo había sido una broma inofensiva. Sin embargo, en el fondo, ya estaba planeando cómo devolverle la broma a Feli... porque sabía que eso no iba a quedar así.