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Era el 21 de septiembre, un día que Feli había estado esperando con entusiasmo. Desde que se conocieron, había sido un día especial para ambas, pero este año se sentía aún más significativo. Feli, de 24 años, había estado practicando intensamente para su próxima presentación como bailarina, mientras que Victoria, de 28 años, se preparaba para un nuevo lanzamiento musical. Los seis años que llevaban juntas habían estado llenos de altibajos, pero su amor siempre había salido fortalecido.
Aquel día, mientras Feli se preparaba para su clase de baile, se sentía un poco nerviosa. Sabía que Victoria tenía una sorpresa planeada, pero no podía imaginar lo que era. El estudio estaba lleno de luz, y el aroma de las flores comenzaba a invadir el aire, pero no era solo el olor de las flores, sino algo más especial.
De repente, la puerta se abrió y, en un instante, Feli vio a Victoria entrar, cargando un enorme ramo de 500 rosas de diferentes tonos de amarillos. Feli se quedó boquiabierta, sintiendo que el mundo se detenía por un momento.
—¡Vic! —gritó Feli, corriendo hacia ella—. ¿Qué haces con todas esas rosas?
Victoria sonrió con una mezcla de felicidad y orgullo. Su cabello largo y rojo cobrizo caía en ondas sobre sus hombros, y sus ojos azules brillaban con amor.
—Hoy es el Día de las Flores Amarillas, pero decidí que merecías más que un ramo de rosas. Quiero que sepas cuánto significas para mí —dijo, entregándole las flores.
Feli no podía contener las lágrimas. Las rosas eran hermosas, pero el gesto era aún más conmovedor. Al sostener el ramo, Feli sintió que su corazón estallaba de felicidad.
—Gracias, amor. Son perfectas. —Mientras examinaba las flores, su mano se detuvo al encontrar algo en el medio del ramo—. ¿Qué es esto?
Con curiosidad, Feli retiró algunas rosas y descubrió una carta cuidadosamente doblada. Miró a Victoria, quien sonrió con nerviosismo.
—Eso es algo que escribí para ti. Quería que lo leyeras hoy —dijo Victoria, mientras Feli abría la carta.
El papel olía a flores y a un toque del perfume de Victoria. Al comenzar a leer, las palabras parecían cobrar vida:
"Mi nena linda Feli,
Hoy, en este Día de las Flores Amarillas, quiero tomar un momento para abrirte mi corazón y compartir contigo lo que realmente significas para mí. Estas flores son un símbolo de esperanza y alegría, y no hay nadie que traiga más luz a mi vida que tú.