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La vida para Feli había sido una vorágine (Pasión desenfrenada o mezcla de sentimientos muy intensos)desde que comenzó a salir con Victoria e Iza. Habían pasado de ser amigas y colaboradoras a compañeras en una relación poliamorosa que, aunque estaba llena de amor, también traía sus propios desafíos. Uno de esos desafíos era la diferencia de edad. Feli tenía 19 años, mientras que Victoria e Iza tenían 26 y 27, respectivamente. Aunque normalmente la edad no era un problema, había momentos en los que Feli se sentía fuera de lugar, como si estuviera viviendo en un mundo para el que aún no estaba preparada.
Una noche, mientras las tres descansaban en el sofá después de un largo día de trabajo, Feli se perdió en sus pensamientos. Victoria, que estaba acurrucada a su lado, lo notó de inmediato.
—Nena, ¿qué pasa? —preguntó Victoria, acariciándole suavemente el cabello.
Feli dudó antes de hablar, pero sabía que no podía seguir ocultando lo que sentía.
—A veces siento que no encajo —admitió finalmente—. Ustedes hablan de cosas que yo no viví, de momentos que no entiendo... Me siento como una niña jugando a ser adulta.
Iza, que estaba al otro lado del sofá con una taza de té caliente en las manos, se inclinó hacia adelante, preocupada.
—Amor, eso no es cierto —dijo con sinceridad—. Sí, tenemos más años, pero eso no significa que seas menos valiosa en esta relación.
—Lo sé, pero... —Feli hizo una pausa, tratando de encontrar las palabras—. Siento que siempre estoy a la zaga. Ustedes ya han pasado por tantas cosas que yo ni siquiera he experimentado. Y me da miedo que un día se den cuenta de que merecen estar con alguien de su edad, alguien que esté en el mismo punto de sus vidas.
Victoria suspiró, entrelazando su mano con la de Feli.
—Baby, entendemos que te sientas así —dijo en voz baja—. Pero quiero que sepas que lo que sentimos por ti no tiene nada que ver con la edad. Nos enamoramos de ti por quien eres, no por los años que tienes.
Feli bajó la mirada, mordiéndose el labio.
—Pero a veces siento que no puedo aportar lo mismo... No he vivido todo lo que ustedes han vivido. No he tenido la oportunidad de explorar tanto el mundo como ustedes.
Iza se levantó del sofá y se sentó en el suelo frente a Feli, tomando sus manos entre las suyas.
—Nena, la vida no es una carrera para ver quién ha vivido más cosas. Es un viaje, y todos estamos en diferentes etapas. No se trata de lo que has hecho o no, sino de lo que estás dispuesta a compartir y aprender. —Levantó la mirada para que Feli la mirara a los ojos—. Y queremos vivir este viaje contigo, a tu lado.
