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Victoria cerró la maleta con un suspiro, lista para su viaje de una semana. Feli, sentada en el borde de la cama, la miraba con una mezcla de posesividad y diversión, los brazos cruzados y el ceño ligeramente fruncido.
—¿Y vos te vas así nomás, VicVic? —preguntó Feli, fingiendo indignación.
—Baby, ya te lo expliqué como diez veces. Me voy ahora, pero vos venís la próxima semana. Es solo cuestión de días.
—Sí, claro. Días suficientes para que alguna atrevida quiera acercarse a lo que es mío. —Feli se levantó y caminó hacia Victoria, con una sonrisa que mezclaba celos y travesura.
—Otra vez con eso —Victoria rodó los ojos, riendo—. ¿Qué querés que haga? ¿Que me tatúe "soy de Feli" en la frente?
Feli se detuvo justo frente a ella, inclinándose para susurrarle con una sonrisa maliciosa:
—No hace falta un tatuaje, mi amor. Yo tengo mis propios métodos.
Antes de que Victoria pudiera responder, Feli la empujó suavemente hacia la cama y se subió a horcajadas sobre ella. Victoria se echó a reír, intentando moverse, pero la firmeza de Feli no le dejó otra opción que rendirse.
—¿Qué hacés? —preguntó entre risas.
—Dejándote marcas. Quiero que cualquiera que te vea sepa que tenés dueña. —Sin más aviso, Feli inclinó la cabeza y comenzó a dejar chupetones en el cuello de Victoria.
—¡Feli! —Victoria intentó alejarse, pero las risas la traicionaban.
—Callate y dejame trabajar. —Feli continuó con dedicación, dejando chupetones estratégicamente en el cuello, la clavícula e incluso en el hombro.
Victoria, sin poder evitarlo, se entregó al momento, sus carcajadas llenando el cuarto.
—¿Ya terminaste con tus locuras? —preguntó, aunque no podía borrar la sonrisa de su rostro.
—Todavía no, mi amor. Falta la pieza clave. —Feli se levantó y, con movimientos rápidos, deslizó su mano por el tirante de su propio corpiño.
Con un gesto fluido, desabrochó el tirante, lo sacó y se lo mostró a Victoria con una sonrisa traviesa.
—¿Y eso? —Victoria arqueó una ceja, divertida.
—Es mi última advertencia. —Feli tomó la mano de Victoria y comenzó a atarle el tirante alrededor de la muñeca, asegurándose de que quedara bien visible—. Esto lo llevás todo el viaje. Y si alguna atrevida intenta algo, les mostrás esto.
Victoria miró el tirante en su muñeca y luego a Feli, soltando una carcajada.
—¿Un recordatorio de quién manda?
—Algo así. —Feli le dio un tirón suave al tirante, acercándola para besarla.
Justo en ese momento, Mariana, la mejor amiga de ambas, entró al cuarto sin previo aviso.
—¿Qué está pasando acá? —preguntó Mariana, mirando la escena con las manos en la cintura y una sonrisa burlona.
Victoria levantó la muñeca para mostrarle el tirante y señaló los chupetones en su cuello.
—¿Vos qué creés, Mari? Tu amiga me está dejando marcada como si fuera ganado.
Mariana estalló en carcajadas, negando con la cabeza.
—¡Ay, Feli! ¡Sos intensa, eh! ¿Y vos, Vicky? Te dejás mandar de una forma increíble. ¡Parecés un perrito con correa!
—No me dejo mandar. Es que me gusta consentirla —respondió Victoria, guiñándole un ojo a Feli.
Mariana salió riendo del cuarto, murmurando algo sobre "las cosas que hace el amor".
Cuando llegó la hora de despedirse, Victoria tomó la cara de Feli entre sus manos y le dio un beso suave, lleno de cariño.
—Sabés que sos la única para mí, ¿verdad?
—Lo sé, VicVic. Pero igual, mejor prevenir. Y no te olvides, cualquier cosa rara... me llamás. —Feli le devolvió el beso, intensa y posesiva, con una sonrisa satisfecha al ver los chupetones y el tirante atado.
Victoria subió al auto rumbo al aeropuerto. Mientras se acomodaba en el asiento, miró el tirante en su muñeca y los reflejos de los chupetones en el espejo retrovisor.
—Definitivamente, mi chica es única. —Murmuró para sí misma, con una sonrisa que no podía borrar.
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Encontré esto escrito en mis notas espero les guste es corto pero lindo😜