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Era una mañana tranquila en la casa de Feli. Se despertó con el sonido alegre de su hijo, Oliver, riendo en su habitación. Con solo cuatro años, Oliver era un torbellino de energía y curiosidad. Sin embargo, Feli también llevaba el peso de su historia. A los diecinueve años, cuando se enteró de que estaba embarazada de Daniel, el hermano de Victoria, su vida cambió drásticamente. Daniel, después de enterarse de la noticia, la abandonó, dejándola sola y desamparada en un momento en que más lo necesitaba.A pesar de la decepción y el dolor que le había causado su exnovio, Feli encontró un apoyo inesperado en Victoria. Aunque eran familia por Daniel, Victoria nunca dejó de estar a su lado, brindándole ayuda y compañía mientras Feli lidiaba con la maternidad. A lo largo del tiempo, la relación entre ellas se volvió más cercana, y Feli comenzó a sentir una conexión profunda con Victoria, aunque sabía que era complicado. Era la hermana de su exnovio, pero no podía evitarlo: había algo especial en la forma en que Victoria la hacía sentir.
Aquella mañana, mientras Feli se preparaba para llevar a Oliver a la escuela, escuchó risas y gritos provenientes de la cocina. Intrigada, bajó las escaleras y se encontró con una escena que la hizo sonreír. Victoria estaba cubierta de harina, riendo mientras trataba de hacer panqueques junto a Oliver, que también estaba lleno de harina, disfrutando el momento.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Feli, conteniendo la risa.
Victoria, sonriendo, levantó la mirada y dijo:
—Tenía vacaciones estos días de tour y quise venir a pasar las mejores vacaciones con un individuo —mencionó, señalando a Oliver.
Sin pensarlo, Feli corrió hacia ellas y abrazó a Victoria, quien la recibió con cariño. Era un momento cálido, un refugio en medio del caos de sus vidas. Mientras se separaban, Oliver, con su típica inocencia, preguntó:
—¡Mami Vicky también es mi mamá?
Feli se sorprendió y estaba a punto de decir que no, pero Victoria interrumpió con una sonrisa juguetona.
—Pronto, nene, cuando menos te lo esperes.
Oliver saltó de alegría, y Feli quedó en shock, pero también sintió una chispa de esperanza al escuchar esas palabras. El abrazo entre ellas había despertado emociones que Feli había mantenido ocultas por mucho tiempo, pero su mente aún luchaba con la idea de que estaba enamorándose de la hermana de su exnovio.